Sandra Suárez forma parte del proyecto de Maruxas de Nata, que nació ya en ecológico en el año 2010 y se trasladó en 2016 a San Sadurniño (A Coruña). La idea era elaborar un producto sencillo y rico de manera ecológica y artesanal y, ya de paso, aprovecharon para darle utilidad a una propiedad familiar que antiguamente era una granja de vacas lecheras.
¿Cómo fueron los inicios de Maruxas de Nata? ¿Qué fue lo que os llevó a querer transportar a los consumidores a su infancia, como decís?
Los inicios de Maruxas de Nata vinieron dados por una ilusión que teníamos de recuperar esta propiedad familiar, de instalar en ella algo que nos produjera pasión, y surgió la idea de elaborar aquí estas ricas galletas de nata. La idea era hacer algo muy sencillo, con unos ingredientes que fueran representativos de las recetas tradicionales de Galicia de toda la vida, y qué mejor que unas galletas de nata en esta propiedad, que además fue una explotación ganadera familiar con vacas lecheras. Entonces, son recetas muy tradicionales, de la zona de San Sadurniño, pienso que de toda Galicia, sobre todo donde había vacas, aprovechando esa nata que, después de hervir la leche, quedaba tan rica, y se utilizaba para hacer estas galletas de nata o las bolas de la sartén. Entonces, pensamos que unir esos dos patrimonios, el patrimonio material, que era nuestra casa, nuestra propiedad aquí en San Sadurniño, con el patrimonio inmaterial, que es esa receta tan rica y tan natural, era una solución óptima para cumplir nuestro deseo de revitalizar esta propiedad.
Estáis muy comprometidos con la cultura gallega. ¿Cómo os hizo sentir poder ser patrocinadores del Xacobeo 20-21?
Nosotros desde el principio teníamos claro que Maruxas de Nata no se podía quedar simplemente en un taller que hace galleta tradicional, sino que tenía que ir un poco más allá y, sobre todo, poner en valor las tradiciones de la cultura de Galicia. Surgió lo del Xacobeo, pues como efectivamente el Año Santo Xacobeo es algo que caracteriza a Galicia por encima probablemente de cualquier otra iniciativa, pensamos si sería posible participar. Siempre veíamos empresas muy grandes que lo patrocinaban, pero no nos importó llamar para ofrecer nuestra colaboración. Desde la Consellería de Turismo dijeron que por supuesto, que además Maruxas de Nata era una marca muy representativa, por lo que decías, de nuestro compromiso con la cultura y la tradición de Galicia, y que estarían encantados de que formáramos parte de ese patrocinio. Entonces, así empezó, simplemente con esa llamada telefónica, con esa inquietud que teníamos de participar en ese evento tan importante para Galicia, tan importante dentro de nuestras fronteras y fuera, y poco a poco fuimos tejiendo ese patrocinio con el que quedamos tan agradecidas y tan contentas.
¿Comercializáis por toda España?
Sí. Nuestro cliente principal está en Galicia, la mayor parte de nuestra producción va para Galicia, pero es cierto que tenemos representación en prácticamente todas las capitales de provincia del resto de España. Todo empezó aquí en Galicia, con tienda pequeña, así que estamos también muy comprometidas con la puesta en valor del producto kilómetro cero, del comercio local, por lo tanto, trabajamos con pequeño comercio, con comercio que trabaja con producto fresco, con producto gourmet; y, sobre todo, sabemos que el producto va a ser tratado de forma diferenciada. Huimos un poco de lo que son las grandes cadenas de distribución. A partir de ahí, empezamos a tener llamadas de tiendas y de establecimientos de ese estilo del resto de España. Hoy en día tenemos que decir que prácticamente en cada capital de provincia tenemos una tiendecita o un punto de venta de Maruxas de Nata.
¿Desde el inicio ya teníais claro que queríais producir de manera ecológica o fue algo que llegó más tarde?
Desde el inicio, cuando cogimos este proyecto, ya teníamos claro que teníamos que continuar con nuestra filosofía de producir de una forma sostenible medioambientalmente. Teníamos la profunda convicción de que eso tenía que ser con producto local o con materia prima local hasta donde se pudiera, porque efectivamente el azúcar no lo tenemos aquí en Galicia, tenemos que traerlo de fuera, pero sí que teníamos claro que eso tenía que ser así y además que el producto debía ser ecológico, porque entendemos que trabajar en ecológico es la única forma de garantizar que realmente se pueden llevar a cabo proyectos en el rural que sean sostenibles y duraderos y que tengan una continuidad en el tiempo, y que no sean simplemente proyectos burbuja para ganar dinero en un determinado momento, sino que tiene que ser un proyecto sostenible desde el punto de vista económico, pero nosotros tenemos muy claro que también debe ser sostenible desde el punto de vista medioambiental.
¿Desde cuándo contáis con la certificación del Craega?
Desde los inicios de Maruxas de Nata. Nacen en el año 2010, se trasladan aquí a San Sadurniño en el año 2016, pero ya en el momento de su nacimiento nacen como producto ecológico, porque esa fue una de las premisas fundamentales sobre las que pivotó este proyecto, que todo girara a través o alrededor de una forma de vida y una filosofía en ecológico.
¿Cómo explicarías tú a la sociedad la importancia que tiene este tipo de producción?
Yo pienso que cada vez estamos más concienciados de lo que comemos, de la calidad de nuestras materias primas, de dónde viene el origen de todo lo que comemos. Entonces, la comida procesada o ultraprocesada estamos viendo toda la problemática que trae. Estamos viendo no solamente la problemática que trae para la salud, que eso ya es importantísimo, sino la problemática que trae para la salud del medio ambiente, de nuestros bosques, de nuestro entorno. Por lo tanto, el consumo en ecológico creemos que es lo único que respeta la calidad de vida, que es lo único que respeta las condiciones medioambientales, la sostenibilidad ambiental y que, sobre todo, nos va a garantizar un futuro del planeta, porque de otra manera, nos vamos a comer el planeta, nos vamos a quedar sin recursos. Si no cuidamos lo que tenemos para poder seguir produciendo y no lo hacemos de una forma tradicional y sostenible, probablemente en poco tiempo nos quedemos sin recursos. Yo pienso que eso es algo de lo que estamos muy concienciados en la actualidad, que cada vez más el consumo ecológico está tirando para arriba, precisamente porque cada vez hay más información de los beneficios del consumo ecológico frente a los perjuicios del consumo de otro tipo de sistemas de producción.
¿Qué importancia tiene contar con la certificación ecológica? ¿Crees que es algo que da confianza a los consumidores?
Creo que es muy importante contar con el sello de ecológico por varias cuestiones. Es una forma de no confundir a los consumidores para que sepan lo que están ingiriendo, que lleva una trazabilidad desde su inicio, desde el nacimiento de las materias primas, que le va a garantizar que ese producto tiene todas las cualidades, las circunstancias y las características que la legislación en ecológico exige. Nos encontramos con mucho producto en el mercado donde aparece la mención de bio u orgánico, que entendemos que puede ser muy confuso para el consumidor. En cambio, si tiene el sello en ecológico, sabe perfectamente que ese producto está certificado por los organismos reguladores competentes, en este caso, en todos nuestros envases, va el sello de la agricultura ecológica de Galicia y va el sello de la agricultura ecológica europea. El consumidor sabe claramente que este producto está certificado por los organismos reguladores. Lo que ponga bio, lo que ponga orgánico, a falta de los sellos, efectivamente no nos da la garantía de que ese producto cumpla con las garantías que se necesitan para poder producir o para poder vender en ecológico. Pasa lo mismo con el sello de artesanía alimentaria que también tenemos. Garantiza o reconoce a aquellas empresas que siguen una elaboración tradicional, que siguen una producción artesanal y manual, ausente de mecanización y, de esa manera, podemos utilizarlo en nuestros envases porque también estamos registradas como tal. Por lo tanto, estos sellos me parecen muy importantes para impulsar esta producción local que normalmente es la que lleva este tipo de sellos y, sobre todo, que no se confunda con otro tipo de productos que, a pesar de llevar nomenclaturas como artesanas, como ecológicos, no lo son porque no están certificados.
«El sello garantiza que ese producto tiene todas las características que la legislación en ecológico exige»
¿Qué consejos le darías a una persona que se quiere iniciar en este tipo de producción ecológica?
Yo pienso que lo que deben hacer es un ejercicio de introspección y tener en cuenta que lo que quieran hacer tiene que ser una pasión para ellos. Entonces, tienen que estar muy convencidos de los valores y del trabajo que viene detrás de producir en ecológico, porque efectivamente los costes suben, no es sencillo, hay que pasar una serie de cánones o una serie de inspecciones que otro tipo de producto no hace, pero para alcanzar o para poder estar satisfecho con todo ese trabajo es algo que tienes un poco que llevar dentro, como digo yo. El que quiere trabajar en el rural es que tuvo que nacer con esa pasión por el rural; yo pienso que tienes que tener ahí dentro de tu pensamiento, de tu personalidad, tienes que tener claras diversas cuestiones. En el caso de ecológico igual, tienes que tener un compromiso firme con el rural, con el comercio local, con el medio ambiente, para estar realmente convencido de que quieres producir en ecológico. Y a partir de ahí ya poco más hay que decir. Creo que para las personas que tenemos este sentimiento es la única forma de producción posible y la única forma como nosotros entendemos este mundo empresarial. Lo entendemos como volcar todas nuestras vivencias, nuestros conocimientos, nuestra crianza en el rural, volcarlo hacia el consumidor en general. Yo pienso que así el consumidor va a entender muy bien. No que lo hagas porque sea una moda, porque eso no me parece que al final sea una garantía de éxito, sino que lo hagas porque tienes la firme convicción y el firme compromiso de hacer las cosas así.
¿Cuáles son vuestros planes de cara al futuro? ¿Seguir en la misma línea, cambiar en algo, mejorar en algo?
El objetivo fundamental que tenemos es seguir nuestro camino. Yo pienso que para que algo tenga una continuidad, tenga cierto éxito, no puedes perder la perspectiva. Quiero decir, si tú tienes algo pensado, en este caso este proyecto, para que se convierta en un proyecto de revitalización de nuestro territorio, de puesta en valor de nuestra tradición, de nuestra cultura, pienso que no te puedes salir de ahí. Tenerlo siempre muy claro, porque escuchamos muchas veces, tenemos muchas ofertas, cantos de sirenas, para aumentar nuestra producción y hacerlo de otro modo, utilizar otro tipo de materias primas que nos permitieran una elaboración más masiva. Estamos fuera de ese camino en este momento. Entonces, lo único que queremos es poder seguir con este camino, poder darle continuidad a este proyecto, desde luego seguir aprendiendo, porque sí que lo hacemos, estamos en una formación continua, y todo lo que podamos mejorar, por supuesto que lo haremos, pero siempre dando prioridad a nuestros objetivos fundamentales, que son recuperar la tradición, mantener la calidad y poner en valor nuestro entorno rural.