La coordinadora del Área de Socioeconomía de la Pesca en el Centro Tecnológico del Mar (Cetmar), Rosa Chapela, fue otra de las ponentes participantes en el I Congreso de la Acuicultura Ecológica de Galicia, celebrado en noviembre en Santiago de Compostela. En el marco de este encuentro, tuvimos la oportunidad de conversar con ella sobre sus inicios en el ámbito de la acuicultura, de su trabajo a día de hoy y del camino a seguir con respeto a la acuicultura ecológica.
¿En qué momento comienza tu contacto con la acuicultura? ¿Cómo crees que avanzaron las líneas de investigación desde que comenzaste hasta ahora?
Yo empecé a trabajar en esto cuando acabé mi carrera, Derecho, y cuando decidí hacer la tesis doctoral; como soy de familia marinera y llevo el salitre en la sangre, dije: tiene que ser algo relacionado con el mar, sin duda. Empecé a ver que no había muchas cosas sobre el marisqueo, que fue mi primera puesta en escena en el ámbito jurídico y académico. También, curiosamente, cuando me licencié cogí el barco de Moaña a Vigo hacia Bouzas, que era donde estaba el CSIC, y allí estaba el profesor Uxío Labarta, otro de los ponentes en este congreso. Él fue quien me abrió la visión a toda esta nueva línea de investigación más hacia el ámbito de las ciencias sociales, porque hasta aquel momento se estudiaba desde un punto de vista biológico, la evolución técnica y tecnológica, etc., pero desde un ámbito socioeconómico apenas se indagaba nada, y menos desde el ámbito jurídico. Entonces yo, que venía de las leyes, y que tenía claro que no iba a ejercer como abogada, investigué un poco el régimen jurídico del litoral y cómo poder contribuir desde el punto de vista legal a conseguir una mejor gobernanza en el ámbito de la acuicultura. Uxío Labarta me abrió esa línea de investigación de alguna manera, porque fue mi primer contacto con los que saben de este ámbito del marisqueo, de la acuicultura, y seguí por ahí, donde vi que había mucho trabajo por hacer.
Más tarde trabajé también en la Consellería, conocí la Administración, la regulación desde dentro y tuve la oportunidad de participar en las regulaciones y ver cómo se hacían las políticas. Era muy interesante todo el ámbito de la gobernanza y de la acuicultura y promover el desarrollo local de las comunidades pesqueras y litorales gallegas, que tienen un potencial tremendo; formar parte de eso es muy agradable.
Ahora, ya desde el Centro Tecnológico del Mar, coordinamos proyectos europeos y nacionales en el ámbito de la acuicultura, de la pesca y de la ordenación del litoral.
Con tu extensa trayectoria, ¿hay algún proyecto o resultado conseguido que te haya otorgado especial satisfacción?
El más satisfactorio fue a crear un equipo entre todos, el que conformamos el área de Socioeconomía de la Pesca en el Cetmar. Hasta ahora, en el ámbito del mar, de la pesca y de la acuicultura, siempre hubo y siempre hay, y es necesario además, la importancia del aspecto biológico, pero nosotros estamos también trabajando por las personas y por el recurso humano que desarrolla esa actividad, el ámbito social, el económico y el cultural, porque Galicia está ligada inseparablemente a esta cultura marinera que incluye la pesca, el mar, la acuicultura y el marisqueo. Trabajar también con las mujeres mariscadoras fue muy satisfactorio, al igual que participar en proyectos internacionales, conocer gente de diferentes países e investigadores fantásticos de los que aprendimos mucho, al igual que mujeres increíbles de las que también aprendimos y con las que compartimos muchísimo conocimiento y maneras de trabajar en equipo. Entonces, lo más satisfactorio fue todo el camino que llevamos recorrido para llegar al resultado.
¿Qué zona a nivel europeo o mundial podrías decirnos que es un modelo a seguir en la investigación del mundo de la acuicultura? ¿Dónde se situaría Galicia y cuáles son los primeros lugares a los que hay que mirar?
No es por tirar hacia casa, pero desde luego que hay que mirar hacia Galicia, sin duda ninguna. Estamos viendo cómo es en otros lugares y tuvimos la oportunidad de trabajar con pioneros, como Noruega, por ejemplo, que tiene centros de investigación que se dedican al desarrollo de la acuicultura. El petróleo y el cultivo de salmón son sus grandes ejes, pero desde luego que, después de trabajar muchos años con ellos, no tienen nada que envidiar a Galicia.
Aquí tenemos unos centros de investigación magníficos e impresionantes y unos científicos y científicas de primer nivel. Además, en el ámbito de la acuicultura hay cohesión y grupos de trabajo que están trabajando en conjunto. Ahora, con el Programa de Ciencias Marinas, financiado por la Xunta de Galicia, y con el plan Next Generation, del Gobierno Central, se está trabajando en varios centros de Galicia que se focalizan en el ámbito de la acuicultura para desarrollarla y llegar a una acuicultura más competitiva, a diversificar y a desarrollarla económica y socialmente.
Hay mucho por lo que tirar, y no solamente en el ámbito de investigación, en el de la gobernanza también. Galicia siempre fue pionera; llevamos años y años con normativa, tratando de generar una certeza jurídica para los que quieran invertir y desarrollar actividades. ¿Hay que mejorar? Sin duda, pero es un proceso y hay que seguir trabajando en él, lo cual parece que es la idea de las Administraciones. Creo que Galicia es un precedente sin duda.
En cuanto a la acuicultura ecológica, ¿qué se está haciendo? ¿Podría seguir creciendo teniendo en cuenta la situación socioeconómica y ambiental que estamos sufriendo? ¿Es un camino a seguir?
La acuicultura ecológica es un camino más y, desde luego, la acuicultura tiene la suerte de poder disfrutar de toda una regulación a nivel europeo y estatal que apoya y empuja estas iniciativas, no solamente la legislación, sino que también tenemos fondos; la Unión Europea, a través del Fondo europeo Marítimo y de Pesca, que ahora también llamamos de Acuicultura. Con esto ya se le está poniendo en el título el término de «acuicultura» y diciendo: también vais a tener fondos y estamos dispuestos a financiar y a apoyar esta actividad.
La acuicultura es una actividad más propensa a establecer directrices, regulación y protocolos para dirigirse la un mercado ecológico y a una producción ecológica. Desde luego, es una salida más, todo aquello que tiene que ver con la protección ambiental, con la sostenibilidad… está garantizado. Nosotros vimos algún proyecto europeo para promover la acuicultura de bajo nivel trófico, como son los mejillones, las almejas, el erizo de mar… Toda esa actividad es acuicultura, y todavía, si cabe, más sostenible, porque tiene una serie de efectos en los ecosistemas que benefician incluso a su protección ambiental y es muchísimo más sostenible. En Galicia somos pioneros en este tipo de acuicultura que protege el medio ambiente, y ahí es donde la acuicultura ecológica puede jugar un papel importante.
¿Qué importancia le das a este tipo de eventos para fomentar el mar y, sobre todo en este caso, el mar ecológico?
Todos los eventos, y que además estén abiertos al público en general, son importantísimos. En el ámbito de la acuicultura, que es algo de lo que a lo mejor no se habla tanto o no se conoce tanto, a veces no hay una transparencia por parte de las empresas o nos llegan mensajes que no son de todo correctos, por lo tanto, este tipo de eventos públicos sirven para dar a conocer y para informar a la gente en general de lo que importa esta actividad, porque estamos hablando de producción de alimentos, por lo tanto, es algo relevante. Así pues, debe ser transparente y ser conocida por la gente, y esta es una de las formas de dar a conocer la acuicultura y que los científicos cuenten lo que están haciendo; también que haya una traducción a un lenguaje que se entienda sobre qué es ese trabajo y qué están haciendo los expertos, es decir, traducirlo para que la sociedad vea en lo que se está invirtiendo el dinero, en lo que gasta la Administración y en lo que están trabajando los científicos, en este caso, gallegos.