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Marcos Vázquez, de Casa de Vázquez: «Alimentar el planeta y hacerlo bien es posible, y la única forma de acreditarlo es certificando en ecológico»

Labrego de pensamiento y de hacer, ingeniero agrícola y gaitero: así es cómo se define Marcos Vázquez, de Casa de Vázquez. Este operador lleva ya veinticinco años produciendo en ecológico y, además, también celebra el quinto aniversario del Museo Vivo e Integrado del Campo y de la Locomoción Agraria (Muvicla), que es otro de sus proyectos.

 

¿Cómo fueron los inicios de Casa de Vázquez? Cuéntanos un poco la historia de la granja.

La historia de esta casa es una historia muy similar a cualquiera de las historias de las casas de labranza gallegas. Tenemos 200 años de antigüedad y hay bastante documentación escrita, ya de mediados del siglo XIX. A nivel comercial podríamos decir que llevamos 200 años de producción en el mercado. Fue sometida a diversos cambios a lo largo de todo este tiempo, y la época de máximo crecimiento fue desde principios de los años 80 hasta finales de los 2000. A partir de ahí empezamos a ver las cosas de otra forma. De hecho, fue cuando nos introducimos en el asunto de la agricultura ecológica. De cualquier manera, esta es la historia de esta casa: es semejante a cualquier casa de labranza gallega. Yo prefiero llamarle casa de labranza, no explotación, porque en la actualidad, que somos tan sensibles y que sólo un porcentaje tan pequeño de la población entiende realmente lo que es el campo, hay que pensar en que para ese 99 % o más de gente que no sabe lo que pasa en el campo, a lo mejor usar la palabra explotación llega a ser duro, ¿no? Entonces, tanto en el léxico gallego como en el castellano, casa de labranza es perfectamente comprensible y yo creo que queda mucho más elegante que decir explotación. Así que, 200 años de historia produciendo para el mercado y para el autoconsumo esencialmente.

Recientemente se presentó la carne de Ternera Gallega Suprema ecológica en Alimentaria, Barcelona, carne que tú produces. ¿Qué opinas de que se haya hecho esto en una feria tan importante a nivel nacional e incluso internacional? ¿Crees que es algo positivo?

Es fundamental. Yo creo que a nivel de producciones agroganaderas y forestales en Galicia estamos en la cúspide, se hacen las cosas muy bien; en España y en Europa también se hacen muy bien, pero algo que no hacemos tan bien, sobre todo en el mercado autonómico, por decirlo de alguna manera, bajo mi punto de vista compartido con otra gente también afincada en el sector, es comunicar. Comunicar es fundamental. Estar presentes en Alimentaria es una labor de comunicación imprescindible en este instante, por lo tanto, nosotros estamos muy contentos de haber participado allí, con un producto de esta casa, no solo con doble certificación, que tiene la certificación de alimentación en ecológico y también la denominación de Ternera Gallega Suprema, sino que a mayores ese becerro nuestro que fue a Barcelona estaba calificado en Acruga, es decir, que tenía una triple certificación de calidad e identidad. 

¿Qué características resaltarías de esta carne?

Yo empezaría por las conceptuales. Es una carne que se garantiza mediante un sistema público de control, que es el Consello Regulador pertinente, regulado por una normativa europea muy estricta, que garantiza que la alimentación de ese animal fue de la máxima calidad, sin aplicación de productos químicos, con un sistema de manejo acomodado a lo que merece el propio animal y después, por supuesto, las calidades organolépticas que le confiere el manejo de la Ternera Gallega Suprema. Eso de estar amamantando a un animal hasta que se va de la labranza es algo difícil de conseguir en otras regiones del mundo donde se apostó por un sistema de producción altamente intensivo, respetable y necesario, pero aquí fuimos capaces de llegar con esa cultura hasta este momento, de la crianza de los animales hasta el final de su ciclo, amamantados por las vacas y cuidados con más detalle y con más mimo en los últimos meses de su vida. Eso se nota muchísimo en las cualidades organolépticas y ya se percibe en el sabor, en el olor y en todas las cosas que un ciudadano común no tiene por qué saber, de vacas ni de campo. Sin duda, influye muchísimo todo el sistema culinario: cómo se cocina el producto y todo eso, pero bueno, yo eso lo pondría en tercer lugar, en el final del ciclo, y empezaría por la conceptualidad, es decir, transmitir, comunicar a la sociedad qué es lo que se está haciendo para que ese animal tenga esa triple calificación y bienestar animal, en primer término; alimentación de la más alta calidad, y después un sistema de manejo muy idóneo. La segunda fase serían las cualidades organolépticas y, después, una buena cocina que lo apoye.

El Muvicla cumple su quinto aniversario. ¿Cómo surgió la iniciativa y en qué consiste? ¿Estáis satisfechos con todo el trabajo hecho hasta ahora y con los resultados conseguidos?

Sí, estamos muy contentos de poder celebrar este 25 aniversario de producción en ecológico. En los tiempos actuales parece que cuidar el medio ambiente es una complicación… El medio ambiente se cuida muchísimo, aun sin ser dentro del sector de la agricultura ecológica. Lo que no se hace es transmitir bien que se cuida. Tenemos una muy buena producción, unos índices de aprovechamiento de la tierra muy buenos y unos resultados económicos aceptables para poder decir que es sostenible, ¿no? No nos volvemos extraterrestres ni verdes por llevar 25 años pensando en cómo producir con el máximo cuidado. Creo que es lo que está haciendo más o menos la mayoría de la gente que cumple con la regulación. Entonces, los cinco años del Muvicla significan también muchísimo para nosotros. Una evolución dentro de la cadena de esta familia, de esta labranza, porque hace 25 años empezó el decrecimiento para ser sostenibles y nos llevó a que 25 años después estemos aquí y a que hace 5 años hayamos empezado a crear un museo como otra aportación más a la sociedad por parte de la familia que gestionamos estas tierras. El museo evoluciona… quizás el mayor condicionante hoy por hoy seamos nosotros, porque no damos ya atendido todo lo que el museo demanda, pero tenemos una respuesta fabulosa, estamos en una fase de crecimiento y de expansión muy fuerte.

De hecho este año, en el que cumplimos 25 años de productores de agricultura ecológica y es el quinto aniversario del museo, uno de los eventos que vamos a hacer es una exposición temporal en Madrid, en la Casa de Galicia, que ya estamos planificando y que será previsiblemente en el mes de julio. Lo haremos para transmitir nuestros valores de cuidado del medio ambiente y de producción de alimentos de máxima calidad y promover cómo se hace aquí desde el museo que el mundo rural no es algo idílico, sino que es algo real y necesario, algo posible que cualquiera que tenga la intención y trabajo, trabajar hay que trabajar, y cuando quieres ver resultados, este museo y estar 25 años de productores ecológicos no sale de la nada, sale de esfuerzo, pero como todo en la vida.

¿Cómo explicarías a la sociedad la importancia que tiene producir en ecológico?

Mi forma de transmitir a la sociedad la necesidad de producir en ecológico no es tan sólo la palabra ecológico. Para simplificar, yo lo único que pienso es en cómo dar el máximo y hacerlo mejor. Para demostrar que estás intentando dar el máximo y que quieres hacerlo lo mejor posible, hay que certificar, y certificar significa pasar unos controles rigurosos de producción que estás llevando a cabo. Bien sé que a lo mejor esto que digo es discutible, pero nosotros hicimos estudios, de hecho en el 2012 yo hice un estudio de detalle en la casa y llegamos a datos muy curiosos.

La gestión de todo este complejo de ganado, de manzanas… son necesarias aun no 30 horas semanales. En cambio, para esas 30 horas estábamos produciendo 1,6 veces el salario mínimo interprofesional en aquel momento, duplicábamos la renta por habitante de este ayuntamiento y triplicábamos casi la de un jubilado… aunque se pueda decir lo contrario, estamos contentos con los resultados que obtenemos. Es raro ver un labrego que no se queje, ¿no? Pero estamos para celebrar un aniversario, tampoco es el momento de ponernos a quejarnos. A veces las cosas pasan por evaluar términos que todo el mundo nos dice que hay que evaluar. Por ejemplo, yo me esforcé mucho en saber cuántos kW hora de energía gastaba por hectárea y año. Si sabes cómo estás a nivel energético, son datos curiosos… o cuál es el rendimiento de una parcela por metro cuadrado plantada de manzanos. Descubrimos que no llegábamos, aunque habíamos intensificado y aunque no estuviéramos en ecológico, en ninguna parcela a un euro por metro cuadrado y año. En las vacas, con las manzanas sí que lo conseguimos, pero para saber eso hay que anotar mucho. Estos resultados que yo puedo exponer, enseñar y demostrar no son inventados: son datos fuertes, fruto de llevar 25 años apuntando, claro, cuando anotas una cosa 25 veces… anotas muchos datos similares y puedo decir, pues en tal parcela estoy superando el euro por metro cuadrado y año, o en conjunto de la explotación consumo menos de 500 kW horas por hectárea de energía. Es simplemente pensar de otra forma y comparar, es decir, bueno, ¿estoy despilfarrando la energía, estoy aprovechando bien la tierra y el medio ambiente? Pues por ejemplo con esos datos nosotros establecemos una balanza.

¿Qué significa para ti como productor tener la certificación ecológica, el sello del Craega? ¿Da confianza a los consumidores?

Sí, yo creo que más que nunca se necesita. Yo nací con este Consello Regulador, con este Craega, y le tengo un montón de cariño a la gente que estaba ya allí y que lleva los mismos años que nosotros como trabajadores y trabajadoras, y conocí y tuve trato con los tres presidentes, con Gabino, con José Antonio y con Paco. Estoy contento porque vi que el Craega progresó y que ahora es muy sostenible. Yo recuerdo cuando el secretario general hacía labores de técnico, andaba el hombre por ahí y tal… Afortunadamente ahora hay una separación de funciones, hay una serie de aspectos que permiten que el Craega pueda hacer labores de difusión y de comunicación como estamos haciendo ahora. Yo creo que es fundamental, además de la labor de control que ejerce el Craega, una labor de comunicación, es decir, la gente tiene que saber que este que está aquí hablando, Marcos Vázquez Marey, no se volvió verde por llevar 25 años produciendo ecológico. Aprendí un montón y creo posible que todo el mundo pueda producir lo suficiente para alimentar al mundo y además hacerlo bien. No sé si van a tener que ser certificaciones tipo Craega u otro tipo de certificaciones, pero alimentar el planeta y hacerlo bien es posible, y la única forma de acreditarlo es certificando, evaluado por los sistemas públicos de control, sobre todo en sitios como los que por suerte aún disfrutamos de estar en una democracia en plenas facultades. Yo pienso que la certificación es fundamental. Claro que existió y existe la certificación de confianza y nunca desaparecerá, pero para atender a las necesidades del planeta hay que tener una certificación pública y una certificación transparente y regulada de alguna forma.

«Creo posible que todo el mundo pueda producir lo suficiente para alimentar el mundo y además hacerlo bien»

¿Qué planes tienes de cara al futuro a nivel profesional? ¿Mantenerse, mejorar, cambiar en algo…?

Como todo depende de la continuidad que se le vea a esta tendencia, a esta casa… En Galicia aún no estamos nada acostumbrados al relevo no familiar. Si es verdad todo lo que cuento, y yo considero que no estoy mintiendo, esto sería aprovechable para cualquiera; ahora lo difícil es encontrar quién es ese cualquiera. En nuestro caso yo creo que puede, apunta bien, que va a haber relevo familiar, pero eso nunca es garantía hasta que pasen unos años.

Mi ilusión sería que, con relevo familiar o sin él, esto siguiera funcionando y vivo, porque si alimentó hasta ahora familias… Yo recuerdo cuando contaban que eran 10 hermanos todos aquí en la casa, y dio de comer a esa gente y a la del entorno… Y ahora con los medios que tenemos, creo que no es el momento de cerrar. La realidad se ve así. Yo estoy viendo labranzas con 100 vacas, con 200, 300, que son empresas que dan dinero y los mismos titulares que son honestos lo reconocen, que dan dinero, que les dio y que les sigue dando, con su problemática profunda y difícil, pero también en las grandes empresas, en las multinacionales van a tener sus cosas, ¿no? Aun así no aparece relevo, eso es un problemón. Entonces yo por eso insisto en esto que estamos haciendo, en una labor de comunicación.

Seguramente yo conociendo el sector a lo mejor lo que estoy diciendo es peor entendido o más criticado desde dentro del sector que desde fuera, pero precisamente quien interesa que lo entienda es la gente de fuera. Por ejemplo, cuando explico aquí diferentes aspectos en el museo a los niños y lo hago con pasión, cómo nace un becerro, cómo evolucionó el mundo de la mecanización, cómo se pasó de una persona trabajando en el campo hace dos siglos de alimentar como mucho a 5 personas de su entorno a en la actualidad una sola persona trabajando en el campo poder llegar a alimentar a 130 personas…, y si lo explicas con pasión veo varias cosas. Los pequeños lo perciben muy bien, pero mejor los de ciudad, porque tienen menos contaminación y escucharon menos veces: «Esto no vale para nada, hay que cerrar». Ir desterrando todo eso es difícil. Pensar en lo que puede estar diciendo alguien de mi sector acerca de mis palabras… pero bueno, decía mi abuelo que de un cobarde nunca nada se había escrito, así que yo apuesto porque ese gran porcentaje de sociedad que no sabe lo que es el campo, yo tengo esperanza en que entiendan lo que es y que entiendan lo bien que se hacen las cosas aquí, sobre todo en regiones como en Galicia, en países como España… el trabajo se hace bien. Que haya una persona o dos que no lo haga bien, no es significativo ni es representativo. Las cosas se hacen muy bien, pero aún se pueden hacer mejor. Yo creo en las certificaciones y de verdad me encantaría que este tipo de labores de comunicación se siguieran dando, y sobre todo transmitiendo ilusión y pasión por este medio tan bonito y tan necesario.

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