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Granxas de Lousada: «Necesitamos no solo alimentar a la población, sino hacerlo con calidad, sobre todo con alimento, más que con comida»

Granxas de Lousada, en Irixoa (A Coruña), es un proyecto de la pareja Dolores Porto y Sergio Boado, con el que quisieron conservar el trabajo de toda una vida de la familia de Dolores. Actualmente, tienen huerta y animales, y cuentan con la certificación del Craega.

 

¿Qué productos tenéis en vuestra huerta?

Dolores: Tenemos un poquito de todo y mucha variedad, aunque poca cantidad de cada alimento, porque como hacemos todo venta directa, tampoco nos interesa tener grandes volúmenes, pero intentamos tener de todo.

En nuestra huerta se pueden encontrar alimentos básicos, como patatas, repollo, berza o acelga. Tratamos de no complicarnos mucho la vida, porque al final lo que más se mueve, lo que más consume la gente… son los básicos de toda la vida. Tampoco hay que buscar especies raras, porque se comen una vez y no todos los días.

¿Cómo comenzó la historia de vuestra granja?

Dolores: En casa, ya mis padres tenían una explotación de vacas de leche y también un poquito de todo, pero luego se enfermó mi padre y nos daba mucha pena que se perdiera todo esto; nos parecía una oportunidad para poder trabajar y vivir de esto. Nosotros nos dedicábamos profesionalmente a otras cosas, pero fuimos añadiendo actividades y poco a poco dejamos los otros trabajos para poner toda nuestra atención en esto.

¿Qué os motivó a querer cultivar de manera ecológica?

Dolores: El método que existía en casa. Tanto mis padres como mis abuelos ya no utilizaban herbicidas ni fertilizantes químicos. Entonces, es la forma de seguir con ese legado y, también, porque es la manera más viable que vemos tanto de cuidar el medio como de que nuestros hijos puedan seguir haciendo esto en el futuro.

«La producción ecológica es la manera más viable que vemos tanto de cuidar el medio como de que nuestros hijos puedan seguir haciendo esto en el futuro»

¿Encontrasteis alguna dificultad al comenzar a producir de esta manera?

Dolores: A día de hoy, no. Cuando comenzamos, sí que era complicado, porque nos era muy difícil conseguir las plantas y las semillas certificadas. A día de hoy, ya ha cambiado la cosa y hay muchos productores de semillas y de otros insumos. Hay mucha más demanda, entonces todo es más sencillo.

¿Seguís teniendo barreras que dificulten las tareas diarias o ya habéis logrado desarrollar un método de trabajo efectivo?

Dolores: Las barreras que más encontramos en el trabajo diario son el tema de hierbas y plagas, pero sí que hemos ido aprendiendo trucos, adquiriendo experiencia, rotando los cultivos… Está claro que con los años que llevamos ya le vamos cogiendo el truco al asunto.

¿Cuál era vuestro objetivo al querer vender directamente al consumidor?

Dolores: No era solo por la parte económica, sino por la parte de la calidad. Yo recojo una verdura en la huerta el lunes por la noche y el consumidor la tiene el martes por la mañana en su casa. Y luego, por supuesto, la parte económica; que le salga mejor al consumidor y que me salga mejor a mí como vendedora, y evitarme intermediarios, para mí es lo fundamental. Además, tenemos un pequeño volumen de todo, así que se vende perfectamente.

¿Por qué la gente debería consumir producto ecológico?

Dolores: Primero, por la salud, está claro; además, consumiendo producto ecológico estás ayudando a que la tierra perdure, sin esas producciones que emplean herbicidas y químicos y que hacen que la tierra deje de producir, se estropee y no nos dé ni para nosotros ni para las siguientes generaciones.

Sergio: Optar por productos ecológicos es una forma de consumo muy sostenible. Necesitamos no solo alimentar a la población, sino hacerlo con calidad. Sobre todo con alimento, más que con comida.

¿Qué beneficios os aporta contar con la certificación del Craega?

Dolores: La certificación del Craega lo que nos aporta es que, además de lo que yo explico, de lo que yo digo, de mi manera de cultivar, digamos que es la garantía de que alguien me está avalando sobre lo que yo estoy haciendo, que no estoy mintiendo.

Sergio: La certificación es una garantía. Logramos que el producto tenga un sello que avale todo lo que estás haciendo: alguien te dice que está bien hecho.

¿Hay algo que os gustaría que mejorase en el proceso de obtención del certificado?

Dolores: En la obtención del certificado supongo que es muy difícil empezar, aunque las cosas han mejorado desde que nosotros estamos. Para una persona que viene de otro ámbito y se empieza a dedicar a esto, el tema burocrático da trabajo. A veces es facilitar la información, no solo hacer el trámite.

¿Qué creéis que podría atraer a agricultores y ganaderos convencionales hacia lo ecológico? ¿Qué se debería hacer para que conociesen este mundo?

Dolores: Para quien lleva muchos años en convencional es complicado, pero yo pienso que si el consumidor demanda producto ecológico, las nuevas generaciones, que tal vez las anteriores sí que van viendo ese cambio, esa mejora en la tierra, que no la estás estropeando, que produce mucho mejor en ecológico… Pues el consumidor lo agradece. Es bueno que la sociedad en general cambie el chip, tanto productores como consumidores.

Sergio: Pienso que sí se conoce bastante, pero el proceso de burocratización echa un poco para atrás; quizás tenemos exceso de documentación. Aunque, tal y como se está poniendo en convencional, tampoco va a haber mucha diferencia a corto plazo. Entonces, más bien es el miedo y, después, el convencimiento de que lo que estás haciendo es lo correcto.

¿Cuáles son vuestros planes a largo plazo? ¿Cambiar algo, mejorar, mantenerse…?

Dolores: Nuestro plan sería mantenernos, tampoco quiero crecer excesivamente. Yo pienso que deberíamos ser muchos y pequeños, muchos productores, pequeñas explotaciones, que cada uno produzcamos… Tampoco hay que tener macro explotaciones porque al final se pierde la filosofía, no hay que ser tan grandes. Mantenerse.

Sergio: Más bien es mantenerse, no tenemos afán de seguir creciendo, esto tiene un tope, la superficie es la que es, lo que sí es el reto, lo que se pensó desde un principio es conseguir el ciclo cerrado. Entonces, desde el primer momento se hizo la venta directa, de que todo el producto saliera de aquí. En la huerta es facilísimo, pero en el resto de producciones, como tenemos toda la carne, está siendo lo más complejo. El objetivo es lo que está en proyecto, que es una sala propia de elaborados en la que podamos transformar todo lo que se produce aquí dentro de la propia granja. Está situada dentro de la explotación y eso sí que sería el tope para poder hacer el ciclo cerrado.

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