«Lo ecológico tienes que llevarlo dentro. Es una cuestión de conciencia, de respeto al medio ambiente y a los animales», sostiene Jesús Gabriel Pereira, de la Ganadería Pear, de Arzúa. «Nuestras vacas viven todo el año fuera y se alimentan de pasto fresco. Por eso, su leche es de mucha calidad», ratifica José Antonio Rivas Corredoira, de Casa Codesal, de Friol. Ambos pueden presumir de producir las mejores leches bio de Galicia, pero de lo que más satisfechos están es de su profesión, de su compromiso con el rural y con la naturaleza. Quizás por ese motivo recibieron los Exceleite 2019 en ecológico, unos premios que concede la Consellería do Medio Rural en colaboración con el Laboratorio Interprofesional Galego de Análise do Leite (Ligal).
«Lo más importante es que no haya intromisión y que se ejerza un buen control. La certificación es algo objetivo que permite demostrar que tenemos un producto de calidad. Este premio, fruto de una analítica que evalúa la calidad bacteriológica y de células somáticas, ratifica que hacemos bien nuestro trabajo», recalca Pereira, primer clasificado en su categoría. «La convencional es una producción muy forzada. En ecológico, los animales aguantan más años. Viven mejor», continúa.
Como muchos otros, este ganadero de Arzúa se incorporó al Craega empujado por la crisis del sector lácteo. «Estaba en un camino sin salida: o comprar cuota o buscar medios para subsistir. Optamos por dimensionar la explotación y producir la misma cantidad a mayor precio», recuerda. La conversión de la granja familiar que heredó de sus padres comenzó en 2006. Hoy habla orgulloso de sus 30 vacas que le reportan un balance anual de 220.000 litros.
La de Pereira es una historia de éxito que, además, por primera vez tiene premio. No obstante, el traje rural no les sienta bien a todos los públicos. «No es una vida sencilla. Tiene que gustarte mucho y hay que hacer las cosas con ilusión», advierte.
La granja de José Antonio Rivas Corredoira, segunda clasificada en ecológico, es una veterana en los Exceleite. En los tres años que tienen estos premios, Casa Codesal siempre consiguió un galardón. «Es un reconocimiento a la forma que tenemos de trabajar. Puntúa positivamente tanto las características organolépticas de la leche como el modelo de producción», explica. Con 35 años, acaba coger las rentas del negocio familiar. «Para mí, significa continuar un sueño y mantener vivo el legado de mis antepasados», celebra.
El joven mira al futuro con optimismo y anima la gente joven a emprender en el rural. «Tenemos que sentirnos orgullosos de lo que somos, de lo que hacemos y de dónde vivimos. La del campo es una profesión tan digna como otra cualquiera y, además, es un medio de vida», argumenta. Confiesa que su secreto es «hacer las cosas con el corazón».
Casa Codesal comercializa leche certificado en ecológico desde 2005. Las 55 cabezas de ganado para ordeño producen ahora 320.000 litros anuales. A largo plazo, Rivas quiere contratar personal para mejorar la calidad de vida de los que sostienen el negocio en pie y abrir la granja a las visitas.