Carmela Valiño es socia de la cooperativa Milhulloa junto con Chusa Expósito. Se dedican a la recuperación de plantas medicinales mediante el cultivo en ecológico en la comarca de la Ulloa; así pues, cultivan especies autóctonas para su conservación y para emplearlas en infusiones, especias y extractos para la cosmética de Muullhoa, otro proyecto que tienen en conjunto con Granxa Maruxa.
¿Cómo fueron los inicios de la cooperativa? ¿Cómo surgió la iniciativa?
Este proyecto nació en el año 2001. Chusa y yo estábamos en un momento de nuestra vida en el que ya habíamos terminado de estudiar, nos surgió un curso de creación de empresa y ahí despertó nuestro alma empresarial.
Disponíamos de esta finca donde estamos, de 10 hectáreas, que es de la familia de Chusa y que estaba ya muy bien conservada. No se había empleado ningún tipo de fertilizantes de síntesis, ni de herbicidas, ni de insecticidas, así que estaba ideal para el cultivo; de hecho, había mucha flora.
Las dos teníamos pasión por el tema de las plantas medicinales y empezamos ahí nuestro proyecto, que poco a poco fue creciendo, lo fuimos creando conforme fue pasando el tiempo y según las ideas que surgieron, hasta el día de hoy.
¿Cómo es vuestro trabajo diario aquí?
Abarcamos muchas tareas y trabajos, de hecho, hacemos el ciclo completo: el cultivo, la cosecha… y después pasamos al núcleo importante de esta industria, que es la cámara de secado: todo pasa por ahí para conservarlo. También disponemos de un pequeño laboratorio, una zona más limpia donde hacemos los envasados de las especias, infusiones y del grelo deshidratado, que es otro de los productos que sacamos nosotros en el 2005 al mercado, para optimizar el secadero y para seguir en la línea de producto y autóctono.
Por otra parte, llevamos a cabo muchos talleres con el tema de aprovechamiento de plantas medicinales, tenemos un pequeño punto de venta ahí también para el Camino de Santiago, que eso más bien lo atiende María, nuestra socia de Muullhoa y, finalmente, también organizamos visitas guiadas.
Otra iniciativa empresarial de la que formáis parte es Muullhoa, en intercooperación con Granxa Maruxa. ¿Qué nos podéis contar de esto?
Muullhoa es la unión de Granxa Maruxa, que es otra de las granjas pertenecientes también al Craega, con Milhulloa. Lleva un año más que nosotros y sentíamos una gran admiración mutua.
Uno de nuestros sueños inicialmente en Milhulloa era dedicarnos a la cosmética, entonces, nos apareció la socia perfecta con su leche de Granxa Maruxa y ahí fue cómo surgió Muullhoa.
Nuestra idea siempre es ser colaborativas, desde el inicio, y esta fue una colaboración más que creamos. Muullhoa es una parte muy creativa, porque podemos aprovechar tanto el hecho de darle valor a la leche en la cosmética como la diversidad de plantas que cultivamos aquí, que vamos introduciendo alguna nueva poco a poco, y también algún colaborador nuevo.
¿Nunca pensaste en cambiar de trayectoria a nivel profesional?
No. La verdad es que me enganchó bastante este proyecto. Ahora mismo ya no cambiaría; después de 22 años, fue muy positivo en muchos aspectos, o sea que no hay marcha atrás.
¿Cuál es tu filosofía y tu pensamiento con respeto a la producción en ecológico?
Nosotros ya iniciamos en ecológico porque ya encontramos una finca donde no había ningún tipo de contaminación de químicos de síntesis, eso por una parte, pero por la otra, también nos íbamos a dedicar al cultivo de plantas medicinales, de forma natural, por lo tanto, no tenía sentido añadirle química de síntesis.
Después, yo aprecio la biodiversidad como se conserva. El hecho de no emplear ningún tipo de insecticidas ni de herbicidas hace que tengamos aquí la riqueza que hay de fauna, que de otro modo no habría. De hecho, no tenemos problemas de plagas, y pienso que eso también se debe a que no interrumpimos la cadena.
Luego en el tema de la salud, aunque no se quiere destacar mucho, sí que sabemos que hay productos de síntesis que son dañinos.
Finalmente, todos sabemos que ahora mismo, cuando vemos Craega Galicia, tenemos una garantía de que el producto que lleva ese sello es algo rico y que nos va a saber bien.
“El hecho de no emplear ningún tipo de insecticidas ni de herbicidas hace que tengamos aquí la riqueza que hay de fauna”
¿Qué significa para vosotros tener la certificación ecológica? ¿Da confianza a los consumidores?
Sí, yo pienso que sí, que da mucha confianza. De hecho, inicialmente teníamos que explicar que significaba el sello, pero hoy en día la gente ya lo identifica como un producto de calidad, sin ningún tipo de químicos tóxicos. También, el hecho de ser gallego, como somos referentes en el tema de la buena alimentación, es una garantía; por eso me parece muy importante que aparezca el Craega como consejo regulador y que el producto de donde sale es de Galicia.
¿Consideras que podéis ser un ejemplo a seguir para alguien que quiera comenzar a producir en ecológico? ¿Qué consejo le darías?
Yo estoy muy contenta con la trayectoria de la cooperativa, con la vida que llevamos y con la forma de trabajar que tenemos. Entonces, se tienes un proyecto que te ilusione mucho y que sea un sueño, pues a llevarlo a cabo hasta el final. Para mí es importante siempre ayudarse de buenas colaboraciones; de hecho, nosotras estamos abiertas siempre a colaborar con quien emprende y con quien está ya en el camino. Estamos aquí para ayudarnos unas a las otras y unos a los otros.
¿Qué planes tenéis de cara al futuro a nivel profesional: mantenerse, mejorar o dar algún cambio?
La hoja de ruta ya la tenemos hecha en el tema de las plantas medicinales: abarcamos aún un campo muy pequeñito, pero pienso que ahí hay para mucho. En la alimentación y en la cosmética ya tenemos dos proyectos. Muullhoa nació en el 2016 y aún tenemos muchas cosas para hacer y fórmulas nuevas que queremos sacar.
Ahora incluso estamos también en proyectos relacionados con la biodiversidad, con la recuperación de otros cereales de la zona para integrar en nuestra cosmética, y con esto también tenemos para unos añitos aún.