Ana Corredoira, ganadera y propietaria de la granja A Cernada, es también socia de la cooperativa As Vacas da Ulloa, a través de la cual se dedican a la transformación y comercialización de una parte de su producción de leche. De ahí surge la marca de leche ecológica Sen Máis.
Desde pequeña tuviste muy claro a qué te dedicarías en un futuro, ¿recuerdas cómo tomaste esa decisión?
Como hija de ganaderos y como niña que nació y que creció en una granja, porque crecí entre vacas, creo que por el camino vamos generando una especie de arraigo y apego, no solamente a este oficio, sino también al territorio, a la tierra donde crecemos, así que esa decisión fue muy sencilla en el sentido de que yo tenía muy claro que quería estar aquí y que quería que mi vida y mi camino se desarrollase en este territorio. La decisión vino propiciada también por el momento del relevo generacional, en el que mi padre faltó, y la decisión de mirar al futuro pasaba por mantener este proyecto que mis padres levantaron con tanto esfuerzo, proyecto del que formo parte desde el principio junto con mi hermano, que es tres años más joven que yo. Es una iniciativa sobre la cual quería seguir trabajando y escribiendo esa historia familiar.
Tú estudiaste biología. ¿Nunca pensaste en otras posibles opciones a nivel profesional?
Yo soy bióloga de formación y el horizonte que se abre para una persona una vez termina ese camino de la universidad es diverso. Cuando sales de la universidad, lo haces con muchísimas ganas, con muchísima energía, pero la verdad es que ninguna de las opciones era lo suficientemente apetecible porque casi todas pasaban por tener que irme y alejarme de mi familia, de mi origen y de mis raíces, por lo tanto, yo creo que eso también facilitó un poquito el echar la mirada atrás y observar ese punto de partida, que era la granja, A Cernada, que tanto significaba para mí y representaba en mi vida.
¿Cómo resumirías tu recorrido profesional desde que comenzaste hasta ahora?
Yo asumí el relevo y me puse al frente de nuestra granja junto con mi hermano en el año 2014. En ese momento hay muchísima ilusión, muchísimas ganas, y también mucha inexperiencia, mucho desconocimiento, porque al final es muy distinto trabajar en una granja que ejercer ese papel de dirección, de gestión, de toma de decisiones, de responsabilidad… pero sí que es cierto que fue un camino apasionante. Creo que nosotros tenemos un trabajo que es maravilloso, que nos permite estar constantemente mejorando, dándonos cuenta de nuestra forma de hacer y de ver el futuro desde una perspectiva muy amplia. Considero que el hecho de tener el control sobre lo que hacemos, de tener ese enfoque de innovación, de mirar al futuro siempre desde esa perspectiva y de coherencia con el modelo de trabajo que tenemos pero, sobre todo, seguir aportando valor a ese trabajo, son varias de las cosas que más enriquecen nuestro día a día y nuestro trabajo.
¿Cómo explicarías tú la importancia de producir en ecológico?
Creo que la producción ecológica es un diferencial que va desde las productoras hasta las consumidoras. Para nosotras, como productoras, creo que es la fórmula un poco para darle ese rigor a un modelo de producción coherente con unos principios, los de sostenibilidad, de producción y economía circular, que ahora tanto se habla; en la época de mis padres no se llamaba de esa manera, pero ellos sí que ya entendían que había una forma determinada de trabajar que era más beneficiosa para su ganado, para su tierra, y también para ellos, como productores. Yo creo que eso es lo que representa la producción ecológica: valor en origen, coherencia, y un refuerzo importante para un modelo que trabaja a pie de tierra para producir alimentos de primera calidad, pero también para acercar un poquito más de valor a las consumidoras, porque eso también es lo que representa la producción ecológica a nivel de consumo: valor y un diferencial de garantía en torno a cuál es el modelo de producción y cuál es la forma de producir que emplean las personas que están detrás de esos alimentos.
Actualmente eres una figura pública, cada vez más reconocida. ¿Cómo llevas esto?
Creo que yo entro dentro de un perfil, por ser mujer, por ser joven y, sobre todo, por asumir siendo muy joven la dirección de una ganadería, que de alguna manera eso también implica responsabilidad que en ese momento asumo de comunicar, de querer llegar, y realmente contar nuestra historia, contar nuestra vida para que de alguna forma se pueda ver que es posible, que lo podemos hacer, que necesitamos que cada vez más gente joven, sobre todo más chicas, miremos esta profesión, el rural y las aldeas como una alternativa de vida y trabajo. Opino que la puesta en valor de este modelo de vida, porque al final este trabajo es una forma de vida, es importante para trasladar a las nuevas generaciones y comunicar desde nuestra realidad, y no desde una utopía, porque es la fórmula de tratar de asentar proyectos aquí y de formar redes para que nos sintamos más cerca y más arropados.
Entonces, ¿consideras que puedes ser un ejemplo a seguir para muchas mujeres gallegas?
No me gusta pensar en que soy ejemplo en ese sentido tan amplio, pero sí que somos un modelo de emprendimiento ligado al rural, por ese proyecto de transformación, y somos un ejemplo de modelo de gestión del territorio, también por las características que tiene nuestro equipo humano. Opino que eso puede aportar valor y, si de alguna manera ese valor se puede replicar en el territorio, estaremos plenamente satisfechas.
¿Qué planes tienes de cara al futuro a nivel profesional: mantenerse, mejorar o dar algún cambio?
Viendo el enfoque familiar del que partimos, para nosotros era fundamental ligar la producción a la comercialización, que fue un proyecto que desarrollamos en los últimos años. Nuestro producto y nuestra marca vio la luz recientemente y yo concibo que ese es el modelo realmente que queremos defender y que queremos seguir desarrollando. Controlamos la parte de la producción pero queremos cerrar ese ciclo para realmente revertir valor en nuestro trabajo y en nuestra vida aquí. Por lo tanto, el futuro pasa por eso: por innovación, por seguir aplicando el desarrollo a nuestra vida y a nuestro trabajo aquí, seguir aportando alimentos de calidad y diferenciales y continuar trasladando esta historia y esta forma de hacer a las consumidoras.