Cinco ganaderías ecológicas acaban de hacerse con un premio por su buen hacer. Convocados por segunda vez por la Consellería de Medio Rural para reconocer la excelencia higiénico-sanitaria de las granjas lecheras, en esta categoría resultaron galardonados Ángel Rivas Lamas (Friol) y Concepción Torres López (Chantada), oro y plata, respectivamente. También fueron distinguidos con diplomas Figueroa S.C. (Arzúa), Manuel Calvelo Capelo (Negreira) y la Cooperativa Burgo de Negral (Friol).
Con el máximo reconocimiento de Exceleite en ecológico por segundo año consecutivo, Ángel Rivas Lamas lleva la vocación en la sangre. Los inicios de su explotación se remontan a 1921, cuando su abuelo se hizo con las tierras que venía trabajando para la nobleza en la zona. “Se vio entre la espada y la pared. Si no compraba, lo echaban. Tuvo que pedir un préstamo y, con mucho esfuerzo, salió adelante”, recuerda.
El ganador del certamen pertenece a la tercera generación de una saga de ganaderos. Cogió las riendas del negocio en 1981 y en 2003 inició la conversión al modelo ecológico. “Por aquel entonces contábamos con un margen neto de 0,18 €/litro. Era viable, pero teníamos la necesidad de buscar un precio diferenciado”, argumenta. Certificado por el Craega en 2005, hoy suma 90 cabezas y su producción ronda los 360.000 litros anuales, cantidad que desde 2017 se destina íntegramente a Casa Grande de Xanceda.
Premio Exceleite de Plata 2018 de ganadería ecológica, Concepción Torres López es una recién llegada a este tipo de producción. Se estrenó hace solo seis meses. “Si hubiera mantenido el modelo convencional, ya habría cerrado”, advierte. Aun a pesar de que los costes se encarecen, hay un retorno que, a su juicio, sirve para equilibrar la balanza.
Herencia de sus padres, Torres cogió las riendas de la granja 35 años atrás. Pero en 2016, después de las dificultades que venía atravesando el sector lácteo, se vio obligada a buscar otro camino. Empezó entonces a hacer las cosas de un modo más respetuoso con el medio ambiente. “Lo venden como si fuera un lujo, pero lo eco ya se hacía hace cien años. No vamos hacia algo nuevo”, concluye.