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Rubén Fernández, de Casa Castelao: «La certificación en ecológico es muy interesante en el ámbito del sector cárnico, ya que puede ser un motor para impulsar proyectos innovadores»

Rubén Fernández es el consejero delegado de Casa Castelao (A Fonsagrada, Lugo), por lo tanto, él lleva la gestión de esta empresa familiar que comenzó a interesarse por la producción ecológica en 2014. Los inicios del negocio pasan por su tío Julio, con el recuerdo que él tenía de su madre, Carmen. En la actualidad, Casa Castelao continúa creciendo, defendiendo y apoyando la certificación en ecológico.

¿Cómo nació este negocio familiar y en qué año?

Casa Castelao nació allá por el año 1999. Yo provengo de una familia de emigrantes. En mi familia, por parte de padre y por parte de madre, hace muchos años, como era habitual en Galicia, la gente emigraba en busca de un destino donde pudiese tener una vida mejor. En este caso, por parte de padre, mi tío Julio Fernández, con 14 años, siendo un niño, tuvo que dejar su casa natal en busca de un futuro mejor. La vida lo llevó a A Coruña y, años más tarde, a Barcelona. Desde el primer momento fue un líder, una persona con una capacidad de crecimiento y desarrollo profesional impresionante. Tenía algo especial, y eso le hacía no tener miedo a absolutamente nada. Como no tenía nada, lo único que podía hacer era ir hacia adelante. De hecho, utilizaba mucho una frase: «coger impulso solo para adelante». Hacia atrás solo cabe tener la experiencia y mirar hacia adelante, que es lo que él hizo a lo largo de toda su vida: reinventarse, crecer y formarse. Entonces, es una persona que triunfa en el mundo profesional, con empresas en diferentes sectores, y ya cuando tenía alrededor de unos 40 o 50 años, insisto, triunfador en el mundo empresarial, en este caso audiovisual, y en la construcción también fue un crack, pues decide, junto con unos compañeros, crear algo aquí en su tierra natal de manera que pueda generar un futuro para la sociedad local, para sus vecinos. Así nació Casa Castelao en el año 99, un proyecto muy pequeño, de carácter familiar, donde el ADN, el denominador común, era tratar de sacar un producto de la máxima calidad para presentarlo en los diferentes mercados, donde la apuesta es por la calidad más que por el volumen, para tener un producto diferenciador, de valor añadido, y así nació Casa Castelao, de una forma muy sencilla, muy humilde y, con el paso de los años, Casa Castelao fue entrando en nuevos mercados, en nuevas líneas de negocio, y se fue desarrollando.

¿Qué embutidos y carnes elaboráis en ecológico?

Además de lo comentado previamente, Julio siempre tenía presente el recuerdo de su madre, Carmen, por lo que, de hecho, hicimos una línea de embutidos en su honor por su buen hacer. Era una señora que, además de ser una mujer muy luchadora y emprendedora, tuvo ocho hijos. Eran tiempos muy complicados. Mi tío, junto con el resto de hermanos, siempre recordaban el buen hacer de mi abuela. Cuando llegaba la época de frío y se hacían las matanzas, ella era una pieza clave dentro de este puzle, porque se encargaba de hacer todos los embutidos. Tenía maña para elaborar un embutido muy especial, además de los butelos, las morcillas, los chorizos… Entonces, con ese recuerdo, se llevó a cabo este proyecto. Nosotros nacimos con la idea de presentar un producto de calidad en el mercado, desde A Fonsagrada, donde tenemos un microclima frío, estamos prácticamente a mil metros de altitud. Esto es un punto importante a la hora de elaborar productos de máxima calidad. Nuestro ADN nos lleva a apostar por líneas de negocio que estén en sintonía con el producto típico que se elaboraba antiguamente en Galicia. Cuando hablamos de Galicia, hace muchos años, hablamos del cerdo.

El cerdo ha tenido un peso muy importante a lo largo de los años. Nosotros quisimos mantenernos en esa misma línea; tratar, si cabe, de mantener el buen hacer. Por lo tanto, el trabajo artesanal es importante, el microclima de la zona es importante, pero también tratar de seguir en la línea de productos diferenciadores, que al mismo tiempo nos permitan ser en el mercado una opción, no en cantidad, pero sí con un producto diferencial por su calidad. Es algo que se hacía antiguamente, típico del chorizo, el butelo, la androlla, el lacón, la cacheira… A medida que pasaba el tiempo, sentíamos la necesidad de seguir ampliando nuestra oferta. Por aquel entonces se hablaba mucho del cerdo que antiguamente predominaba en todas las casas de la aldea, que era el cerdo celta. Nosotros nacimos, siempre lo digo, y ahora estamos en el 25.º aniversario, con esa idea de poner en marcha productos diferenciadores. Nos encantaba el cerdo celta, porque era el cerdo que había antiguamente en nuestras casas en los años 50, 60 y 70. Era el cerdo que tradicionalmente predominaba en todas las aldeas, que después, poco a poco, se fue perdiendo, básicamente no por calidad, sino porque comenzó a introducirse en el mercado un cerdo capaz de engordar antes, por lo tanto, se podía sacrificar antes, alimentarlo en menos tiempo, con menos costes de alimentación. Así que la gente empezó a optar por este cerdo industrial en perjuicio del cerdo celta, que tenía una calidad excepcional. Desde el primer momento, nos mantuvimos con la idea de que este era un producto que debía formar parte de nuestro proyecto.

De este modo, desarrollamos una serie de productos en torno al cerdo celta y, años más tarde… seguimos la misma línea cuando comenzó a hablarse mucho del cerdo ecológico. Al salir de nuestras fronteras y entrar, por ejemplo, en el mercado europeo, fundamentalmente en Alemania, que es un mercado potencial en producción y consumo de cerdo ecológico, nos llamó muchísimo la atención. Así que, allá por el año 2014, comenzamos a plantearnos la posibilidad de incluir una nueva línea en nuestro proyecto y portafolio: el cerdo ecológico. Comenzamos con mucha fuerza. A diferencia del cerdo celta, que sí mantuvimos una producción más o menos estable entre los diferentes operadores y productores de la geografía gallega, con el cerdo ecológico tenemos un poco más de dificultades para conseguir una cantidad suficiente. Por lo tanto, nos centramos, al igual que en el resto de líneas de negocio, más allá del volumen, en apostar por un producto de calidad, certificado y con un valor diferencial. Aún por encima, creo que hoy en día el cerdo ecológico está muy en auge, y en los próximos años su crecimiento debe ser exponencialmente importante, porque cada vez más personas se preocupan por comer mejor y más sano.

En ecológico nos fuimos especializando mucho. Nos dimos cuenta de que, al igual que con el cerdo celta, matamos mucho cerdo, pero, obviamente, para hacer ciertos productos necesitamos más unidades de venta. Por ejemplo, llega la época de carnaval y tenemos que comprar muchas costillas. Nosotros todo lo que trabajamos es fresco, por lo tanto, no seríamos capaces de comprar cerdos sabiendo que cada cerdo tiene dos costillares, tendríamos que comprar y tener una industria enorme, con mucho personal, para poder sacar la producción adelante. Por lo tanto, quiero decir que, a diferencia de la línea general de Casa Castelao, de la línea de Duroc, y cerdos y productos más típicos arraigados a la geografía gallega, nos dimos cuenta de que con el cerdo celta y con el cerdo ecológico, por ejemplo, teníamos que integrar la unidad al 100%. Quiero decir, que si queremos comprar despiece no vamos a tener esa posibilidad, no hay esa opción. Por lo tanto, nosotros compramos los cerdos y nos llegan aquí en forma de canal y a partir de ahí nosotros lo transformamos en diferentes productos.

¿Qué ocurre? Que con el paso de los años nos fuimos especializando cada vez más. Empezamos con mucha fuerza y con una amplia línea de artículos. Pero, al final, en lo que nos especializamos fundamentalmente fue en esos productos que más demanda tienen en el mercado, por ejemplo, el chorizo y la panceta. Son dos productos del cerdo que hacemos de forma habitual. Luego también el jamón ecológico. Lo que ocurre es que estamos en un momento, en un ciclo económico, donde hay variables que, de alguna manera, pues… Aquí sí que no tratándose de productos de cantidades, sino de calidad, por cuenta también nos encontramos que a productos más caros, por tanto más sanos, más complicados, porque hablamos de productos de muy pequeñas producciones, con una alimentación en libertad, en fin, hay unas certificaciones por medio y lo que viene es certificar, evaluar, garantizar que esos productos se hacen dentro de unos parámetros, con lo cual eso es fantástico, pero también no es menos cierto… que nos obligamos y nos obligan a tener que ir en precios un poquito más altos. En este momento el contexto en este ciclo económico hace que de alguna manera también penalice un poquito su consumo, sobre todo en mercados que aquí en Galicia tenemos el rural, tenemos la aldea muy próxima. Hay esa frase típica: «¿Por favor, más casero que lo que hace mi tía, o mi abuela, o mis padres…?». Claro, pero con pequeñas diferencias. Lo ecológico, por ejemplo… estamos hablando de que hay una raza determinada, con una alimentación determinada, las vacunas en este caso no las hay, son cerdos criados fundamentalmente en libertad. Hay bastante diferencia. Se alimentan de productos naturales en fincas que están preparadas y habilitadas para poder producir, puesto que una finca para que pueda ser posible producir en ella, tienen que pasar entre 2 y 4 años desde que hubo una producción previa de algún tema. La certificación es muy clara y es perfectamente contundente. En ese sentido, creo que cuando hablamos mucho de casa a nivel rural, que sí, que se hacen cosas magníficas, fantásticas, pero aquí si cabe hay una certificación de por medio que avala que ese producto se produce, se elabora y se transforma dentro de un contexto que obviamente yo creo que es enriquecedor y es fantástico para el consumidor final. A nivel doméstico, sin ánimo de entrar mucho en juego, creo que ahí hay muchas cosas. Tú puedes cuidar un animal con mucho cariño, con mucho esmero, con una alimentación súper sana, pero hay pequeñas diferencias importantes.

¿Cómo es un día normal en Casa Castelao?

Ahora estamos en plena campaña de carnaval y en Casa Castelao es un día muy movido, porque nosotros empezamos a trabajar productos muy arraigados a tiempos de invierno, de frío. Con el paso de los años, Casa Castelao trató de ir reinventándose e incorporando nuevas líneas de negocio que nos permitan tener, sino una línea plana en el tiempo, en los 12 meses, sí que tratar de elaborar productos que nos permitan tener una regularidad en el tiempo, porque si no seríamos básicamente una empresa muy especializada en otoño/invierno, en productos de puchero, curados y para hacer los cocidos en el carnaval. Entonces, tenemos una plantilla bastante estable. Nosotros, de hecho, en invierno sí que se incrementa sustancialmente el trabajo. Trabajamos en dos turnos. Luego, en primavera y verano, trabajamos solamente en el turno de mañana, desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde. Sí que es muy movido porque estamos en una zona de montaña donde todo lo que es el acopio de materia prima, tienen que venir los camiones a traernos la materia prima aquí, sea de un tema, sea de otro. A partir de ahí, la empresa se fue haciendo cada vez más grande, trabajamos en diferentes líneas, tanto en fabricación, en cocidos, en salazones y en curados. Tenemos unas salas, contamos con una instalación moderna, con maquinaria muy actual, en la que hay una combinación con el trabajo artesanal, porque a pesar de que estamos aquí en la montaña y el clima nos ayuda mucho para elaborar productos de la máxima calidad, con control de humedad, con control de temperatura, seguimos haciendo un trabajo también muy artesanal. En verano traemos una cantidad de leña de roble para luego hacer el fuego durante todo el año. En fin, trabajamos en productos muy naturales. El trabajo es súper movido, porque el cuadro de personal se fue ampliando de forma continua y eso es muy bonito, porque fuimos haciendo también inversión tras inversión y, cuando creces, pues siempre es bonito ver que a partir del trabajo, del esfuerzo, del sacrificio y de hacer las cosas lo mejor posible, nunca damos un balón por perdido y siempre tratamos de dar un pasito más. Somos muy apasionados, creemos mucho en lo que hacemos, para nosotros es parte de la receta del éxito, creer en lo que tenemos entre manos. A partir de ahí, esa combinación entre tecnología, maquinaria y personal, muy arraigado aquí también a la comarca, conseguimos hacer un producto de la máxima calidad y tenemos entretenimiento suficiente para hacerlo todos los días y no aburrirnos.

¿Hasta dónde llegan vuestros productos?

Tenemos mercados muy diversos. Obviamente, en España, en el mercado español, podemos decir que tenemos mayor o menor cantidad de presencia en casi cualquier comunidad autónoma. Saliendo de España, tenemos presencia importante en Portugal. Estamos vendiendo actualmente en Suiza, en Francia y en Alemania. También hemos llegado hasta la República Dominicana. Ahora tenemos ahí proyectos en marcha para seguir potenciando sobre todo el mercado en Europa, puesto que desde hace unos años es cada vez un poco más complicado en ciertos mercados, como por ejemplo en Inglaterra, donde también teníamos cierta presencia, pero debido al Brexit las cosas cambian, y así sucesivamente en otros países donde cuesta. Sin embargo, nuestra mentalidad no es solamente local. Obviamente, para nosotros es fundamental tener posicionamiento de marca, producto, en nuestro mercado próximo, en Galicia, y obviamente en el resto del mercado español, pero en Galicia de forma fundamental, porque creo que a partir de ahí, por naturaleza y por lógica, en los próximos años tenemos que seguir llevando la consolidación al mercado europeo para pensar en otros mercados continentales. En Europa es más fácil, porque al final también está ahí, no hay distancias, hay un consumo importante de producto español. Nosotros queremos ir poquito a poco, puesto que para nosotros, a pesar de que contamos con una instalación moderna y con capacidad para hacer más cosas, el volumen no es una opción. Por lo tanto, todo lo que gira en torno a la calidad y a la diferenciación es lo que nos va a permitir mantenernos y crecer en los próximos años.

Este fin de semana se celebra la Feira do Butelo de A Fonsagrada. ¿Qué importancia tiene para vosotros este evento? ¿Qué papel jugáis en él?

La Feira do Butelo prácticamente nació con nuestra puesta en marcha. Yo diría, sin ánimo tampoco de querer tener más protagonismo al respecto, porque no se trata de eso, yo creo que en A Fonsagrada contamos con un producto fantástico, con un producto gastronómico que es un embajador impresionante, como es el butelo. Es un producto que a nivel de cultura yo creo que también es muy destacable porque la cultura en Galicia gira mucho en torno a la alimentación y aquí en A Fonsagrada tenemos esa suerte. Yo recuerdo cuando iba a la universidad y llevaba butelo para compartir con mis compañeros de universidad les parecía fantástico: «¿Pero esto qué es? ¿Cómo se cocina?». Por lo tanto, era un producto que antiguamente se elaboraba para ponerlo en días muy concretos, muy importantes, como podía ser el día de Navidad, Nochebuena, fin de año… En otros sitios consumían otras cosas, nosotros consumíamos nuestro producto típico que para nosotros tenía un valor diferencial. Por lo tanto, el hecho de poner en marcha la Feira do Butelo, de alguna manera nos beneficia a las industrias cárnicas de la zona, pero indirectamente nos beneficia también como paisanos, como vecinos, como villa, porque es un elemento que nos permite divulgar a nivel gastronómico. Un producto con el que contamos aquí en A Fonsagrada y al mismo tiempo turísticamente no deja de ser un reclamo. Nosotros, en lo que es la Feira do Butelo, Casa Castelao ha tenido un papel muy importante, porque donde quiera que vaya la empresa, con sus productos, lleva el nombre de A Fonsagrada. Por lo tanto, desde el minuto cero, donde quiera que esté: en Suiza, en Alemania, en Francia, en París, en Lisboa, en Madrid, en Cádiz… pues, de alguna manera, está haciendo una promoción indirecta de su tierra natal, de su origen. El butelo, para nosotros, yo siempre hablo mucho en torno a la importancia que tuvo a lo largo de la historia el cerdo en Galicia, porque es una realidad, tuvo un peso muy importante, y el butelo para nosotros fue un producto diferenciador que nos ayudó también a crear un mercado. Donde quiera que vendamos en prácticamente más del 90 % de nuestros clientes, o un pelín menos, nos conocen por el butelo. Para nosotros es importante. Nosotros crecimos con el butelo en A Fonsagrada y A Fonsagrada creció también gracias a nosotros por apostar por un producto tan arraigado aquí a la comarca, crear tantos puestos de trabajo y generar riqueza.

Empezasteis en 2014 con el tema de lo ecológico. ¿Contáis desde ese año con la certificación o llegó algo más tarde?

Llegó un pelín más tarde, si bien es cierto que los trámites burocráticos se agilizaron bastante rápido. En cualquier caso, para nosotros fue un punto de inflexión importante, porque estábamos con ampliaciones previstas allá por el año 17, y fue uno de los productos pilares por aquel entonces con el que contábamos para seguir creciendo dentro de nuestro plan de expansión. Nos estábamos volcando totalmente en la línea de ecológico. Actualmente también tenemos un nivel de mercado importante, sobre todo en estos dos o tres productos, pero bueno, con vistas a poder seguir dando pasos y seguir creciendo en la línea ecológica.

¿Qué tienen de especial los embutidos y la carne que se produce en ecológico? ¿Hay diferencias con la convencional?

Sí, y notorias. El sabor del ecológico es ligeramente más suave que, por ejemplo, lo que puede ser el cerdo celta o la panceta Duroc, que es otra de las líneas de negocio en la que trabajamos. ¿A qué se debe? Fundamentalmente, nosotros tenemos las tres líneas de negocio perfectamente enmarcadas. Son tres líneas en las que las razas con las que trabajamos son perfectamente claras, contundentes. El sabor, ya sea por la producción del propio animal, como por los productos que utilizamos para la curación final, hace que el producto sea ligeramente más suave. El chorizo, por ejemplo, se le da también un pequeño ahumado, típico de aquí, sin que sea así muy importante. El pimentón, al ser ecológico, al trabajar con productos ecológicos aparte de la materia prima en cuestión, pues hace que el producto sea mucho más suave al paladar.

En casa, mi mujer y mis hijas son consumidoras y somos consumidores habituales de estos productos. A veces llevamos de cerdo celta, otras veces llevamos del convencional. Incluso mis hijas, siendo más pequeñas, más niñas, notan perfectamente el sabor diferencial entre unos y otros. El tema no es decir que es mejor o que es peor. Son diferentes. Es como decir: «Este vino, como es caro, tiene que ser bueno». No necesariamente. No por ser más caro, tiene que ser mejor. A ti como consumidor te puede gustar más uno o te puede gustar otro. Pero no necesariamente porque tenga un precio más alto te tiene que gustar más. Esto es importante tenerlo en cuenta, porque yo creo que en la cultura aquí en Galicia, con el tema de lo ecológico, con el tema de lo natural, hay diferencias. Yo creo que muchas veces el consumidor en ese sentido se pierde un poquito: «¿Pero entonces, por qué es más caro?». Claro, esto es muy sencillo. Si tú para comprar un cerdo convencional te lleva cuatro o cinco meses en una granja industrial, para criar un cerdo ecológico mínimo te va a llevar unos nueve o doce meses, con lo cual ya son tres o cuatro veces más que el cerdo convencional. A partir de ahí, los costes de la materia prima para elaborar este tipo de producto en un espacio mucho más amplio, a diferencia del industrial, que también tiene unos efectos económicamente importantes. Trabajar con un pimentón ecológico no es lo mismo que trabajar con uno convencional. Trabajar con una sal ecológica no es lo mismo que trabajar con una que utilizamos quizás en algún momento dado para un producto de salazón convencional. Estos matices hacen que el producto final sea, por un lado, más caro, que sea un producto también perfectamente sano, obviamente, y que a nivel de sabor, pues, tenga un sabor mucho más suave. Nosotros trabajamos una raza 50 % Duroc también en ecológico, al igual que en la línea convencional, porque hace que la carne sea más melosa y más entreverada. Tiene un punto de sal más ajustado y nos gusta después darle un poquito ese sello que nos caracteriza como Casa Castelao en A Fonsagrada, jugar un poquito con la climatología que tenemos, dentro de una instalación muy capaz para hacer productos de la máxima calidad, porque creo que eso también es importante. No solamente partir de una buena materia prima, ya que pudiendo partir de una muy buena materia prima podemos tener una mala transformación o un mal proceso, y a partir de ahí conseguir por contra un resultado final nada satisfactorio. Al mismo tiempo, podemos partir de una muy buena materia prima, tener una instalación que nos acompaña para hacer un producto… dentro de unos parámetros en cuanto a control de temperaturas y hacer un proceso lo más homogéneo posible, porque esto no va de hacer muy bien un producto un día, un mes, un año. Aquí me comentabas anteriormente cuál era nuestro día a día; pues nuestro día es tratar de, yo te decía que no dar un balón por perdido, esto es un argot futbolístico, pero es que es fundamental, porque tú puedes hacer muy bien las cosas una semana, pero si la semana siguiente ya te olvidaste de hacerlas como deberías, pues ya no salen igual. El consumidor, el cliente, al final, es el jefe y el que decide si compra tu producto o, por el contrario, compra el que hay al lado. Nosotros, a lo largo de todos estos años, yo creo que gran parte de nuestro éxito como pequeña empresa cárnica es tratar de hacer un producto de la máxima calidad y siempre trabajar con mucha pasión y profesionalidad, y eso es lo que nos diferencia un poquito.

¿Hay algo que os gustaría que mejorase en el proceso de obtención de la certificación?

No, nosotros no discrepamos con el sistema de gestión y de certificación, estamos perfectamente cómodos, tranquilos, nos sentimos orgullosos y agradecidos por todo el respaldo que tenemos desde el Craega, desde la propia Administración, y creemos que se está haciendo muy buen trabajo. Si tuviésemos que hacer un pequeño inciso de dónde podríamos mejorar… No se me ocurre así de inmediato grandes cosas en las que hacer cambios. Sí que, tal vez, tratar de promocionar un poquito más el tema del cerdo dentro de lo ecológico, porque, desde mi humilde opinión, veo que en el tema lácteo, por ejemplo, o en el tema de vacuno, en otros temas… pues ahí quizás se están haciendo muchas cosas, hay un apoyo importante que tal vez, en el cerdo, en lo que es la transformación, en el producto acabado, tal vez tendríamos que hacer un pequeño esfuerzo, porque pienso que el hecho de estar en una zona de interior, de montaña, en Galicia, en la Galicia profunda, cuando se habla de ecológico, muchas veces al propio consumidor le cuesta reconocer esa diferenciación de que pueda tener el producto certificado ecológico. Sin embargo, en el lácteo, por ejemplo, pues es muy vendible. El tema lácteo está muy apoyado, que vale que nosotros también tenemos la posibilidad de recurrir a ferias, hemos estado en el Forum, hemos estado en varios eventos y siempre tratando de apostar lo máximo posible, pero tal vez ahí tenemos que hacer algún esfuerzo, no sé de qué manera ni en qué medida, pero tal vez llegar ahí con un mensaje un poquito más claro al consumidor final, para que apoye un poco más este tipo de productos.

Yo creo que apostar por un producto certificado ecológico, en forma de embutido, un tocino, un jamón, etc., pues es algo no solo interesante tratándose de productos de proximidad, que yo creo que es muy importante apostar por los productos de proximidad, porque está demostrado que a lo largo de todos estos años, empresas como la nuestra Casa Castelao, otras muchas lácteas, queserías, temas de miel, de vinos, de otras muchas cosas en el ámbito de la alimentación en Galicia, está demostrado que están ayudando a mantener villas, aldeas y mantener vivo el rural. Entonces, este tipo de negocios que están en torno a la alimentación, puesto que en Galicia tenemos tantas cosas y buenas, por mar, tierra y aire, que debemos seguir tratando de impulsar y de que no mueran, porque al final esto es asentar población. Si hay industrias como la nuestra, al final es posible que el comercio gire también en torno a la industria, que a partir de ahí los colegios, las guarderías, etc., etc., pues se mantengan vivos y tengan vida, tengan futuro, y sino, es complicado. Yo no puedo objetar nada, yo tal vez me siento ahí un poquito, pues, si tuviera que decir algo, sería mejorar algo ahí, pero que no sé exactamente en qué medida y de qué manera. Nosotros creemos plenamente en lo ecológico. Llevamos ya unos cuantos años en activo y estamos muy orgullosos y agradecidos por todo el respaldo y por tener esta certificación. Creemos que nos suma mucho como empresa, como política de proyecto, de negocio, y ojalá que podamos seguir muchos años de la mano. Pero tal vez ahí igual hay que hacer alguna cosita que tenemos que analizar desde diferentes posiciones.

«Nosotros creemos plenamente en lo ecológico. Llevamos ya unos cuantos años en activo y estamos muy orgullosos y agradecidos por todo el respaldo y por tener esta certificación»

¿Qué consejo le darías a alguien que quiere comenzar un proyecto ecológico?

Lo primero es tener muchas ganas. Lamentablemente, creo que estamos en una sociedad en la que, si me permites poner un ejemplo, me voy a tomar la confianza y la libertad para decirlo así. Yo, cuando fui a estudiar mi carrera, la mayoría de mis compañeros (no lo digo en mal sentido, por favor, faltaría más), todo el mundo quería ser funcionario. Había muy poca ilusión o muy poca esperanza en el mundo de la empresa, del autónomo, de la pyme, de poder poner en marcha un proyecto propio. Yo creo que en Galicia está demostrado que los gallegos somos emprendedores dondequiera que vayamos: Argentina, Francia, Suiza, Alemania, Uruguay, Cataluña, Madrid… ¿Cuántos gallegos emigrantes no han logrado llevar a cabo proyectos súper conocidos y reconocidos mundialmente? Por tanto, yo creo que estamos en una sociedad donde es importante premiar y ayudar al emprendedor. Los funcionarios son vitales, son necesarios, como es natural, pero también es necesario que haya empresa. Si no hay empresa ni autónomos, al final todo se complica. Todo el mundo, todos los días, necesitamos recurrir a un fontanero, a un electricista… En fin, a tantas y tantas cosas que sin ellos nuestra vida sería muy complicada. Por tanto, ¿qué le diría a una persona que quiere empezar en ecológico? En primer lugar, felicitarla, y que tenga el convencimiento y el conocimiento. Si vas a hacer algo porque hoy te levantaste muy contento y se te ocurrió una idea, no es suficiente. Pero si, además del convencimiento, tienes una formación que adquiriste, no solo a nivel documental o universitaria, que creo firmemente en la enseñanza, también es necesaria la formación práctica. Años atrás, en las universidades había un exceso de enseñanza muy teórica, muy de letras, y luego salíamos con un nivel de práctica muy reducido. Yo creo que hoy ya empieza a haber una combinación de ambas, que son fundamentales, y bueno, teniendo la ilusión, que es muy importante, teniendo la ilusión de que quiero llevar a cabo este proyecto porque creo firmemente en él, y luego tengo la formación práctica porque la adquirí… trabajando en esto, en aquello otro, yo desearle todo lo mejor.

A partir de ahí va a haber días complicados y momentos muy difíciles, indudablemente, pero la satisfacción también que te da poder desarrollar tu propio proyecto, tu propia línea de negocio, conseguir con tu esfuerzo tu línea de financiación y de clientes, de proveedores, y poder poner en marcha, poder… A partir del rural, que yo soy un defensor acérrimo del rural, nací en el rural y me encanta el rural, son necesarios esos emprendedores y emprendedoras y tenemos que ayudarlos en la medida de lo posible, porque sin ellos Galicia muere, y las zonas de montaña, de una forma alarmante además. En los últimos años yo bien veo en mi aldea que antiguamente había 15 casas habitadas, en la actualidad hay 3 o 4 casas habitadas. Este es el sentir del día a día, cada día que pasa, todo el mundo hablamos mucho, muy en teoría, pero la realidad, la práctica es muy diferente. La certificación en ecológico es muy interesante en el ámbito cárnico, porque puede ser un motor que ayude muchísimo a sacar proyectos interesantes adelante. Yo creo honestamente mucho en las certificaciones. Es un valor diferencial y una tarjeta de presentación no solo por lo que representa, que es muy bonito decir: «Mira, yo tengo la certificación del Craega y estoy en ecológico». Sí, eso está muy bien, te va a abrir puertas. Pero a partir de ahí, también te puede cerrarlas. Yo creo que hay que creer en las cosas para poder llevarlas a cabo no solo por lo que representan y que no solo disfrutemos del beneplácito de la certificación en sí, sino por toda la parte de atrás. Por tanto, yo creo sinceramente que ojalá haya más emprendedores, apoyemos más a los autónomos y las pymes, porque muchas veces acabamos pagando nosotros los platos rotos por las dificultades que hay en la sociedad y que no se solventan.

¿Cuáles son vuestros planes a futuro? ¿Mejorar, mantenerse como estáis, cambiar en algo…?

Crecer. La mentalidad de Casa Castelao es crecer con los pies en el suelo. Somos una empresa muy arraigada a una zona en la que nos sentimos súper orgullosos de haber nacido aquí, de haber crecido aquí, de haber formado aquí nuestras familias. Lo que nos une es una relación total, tanto en el aspecto familiar, como en el aspecto social, como en el profesional. Por tanto, nuestro máximo compromiso, desde la dirección, gestión, socios, administración, es seguir tratando de hacer un producto que nos permita diferenciarnos en el mercado y que resulte satisfactorio para todas las familias que todos los días, todas las semanas, todos los meses consumen nuestros productos. No es una teoría, sinceramente, es nuestra forma de sentir. Hacer un producto de calidad, a un precio aceptable, que el consumidor, cuando consuma nuestro producto, lo disfrute tomándolo y comprándolo, que no se sienta defraudado. Ese es nuestro máximo objetivo. Cuando digo crecer, pues sí, somos una empresa que estamos en el 25 aniversario, estamos creciendo, tuvimos años más complicados con todo lo que representó el tema de la Covid, con el tema de la subida de costes de las materias primas, con el tema de la guerra de Ucrania, que al final esto a las industrias en general nos pasó mucha factura. La subida de los costes energéticos, bueno, en fin, fueron momentos muy complicados, queremos pensar que ya los dejamos atrás, estamos en otro momento, en otro ciclo, queremos que este sea el ciclo de Casa Castelao y seguir a partir de toda esta base creciendo con los pies en el suelo. No queremos crecer a cualquier nivel ni en cualquier condición, no. Nosotros queremos crecer, seguir afianzando lo bien que estamos haciendo las cosas. Hay cosas que no estamos haciendo tan bien. Tenemos que mejorarlas. Lo tenemos claro. Somos muy profesionales. Creemos mucho en lo que tenemos entre manos. Pero a partir de ahí, nuestro objetivo es ese, seguir posicionando el producto en los máximos mercados posibles, que nos lo paguen, que estén dispuestos a pagar un producto de más calidad, pero, por tanto, nosotros también tenemos una obligación con toda esa gente, y nada más allá de ahí, crear puestos de trabajo en nuestro entorno, en nuestra tierra, en Galicia. Sí, estamos perfectamente, tenemos claro nuestro ADN, de dónde partimos, dónde estamos, dónde queremos ir y crear riqueza en nuestra tierra en Galicia, en nuestra villa, en A Fonsagrada, en Galicia. Porque más allá de estar en A Fonsagrada… Nosotros compramos todos estos productos, sean de ecológico, de cerdo celta, etc. Tratamos de dejar todo eso que nos va dando también el consumidor, de tratar de dárselo también a nuestra tierra, a nuestros gallegos, de alguna forma, porque todo esto se redistribuye y todo circula en una dirección y otra dirección. Todos dependemos de todos y si nos apoyamos entre todos, somos más fuertes.

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