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La transición agroecológica en España generaría más de 400.000 puestos de trabajo en el sector

La asociación ecologista Amigos de la Tierra analizó la evolución del empleo en la agricultura y ganadería. En este artículo, mostramos cómo se preocupan por la pérdida de pequeñas explotaciones familiares y cómo creen que con la transición agroecológica las personas ocupadas en el sector alcanzarían la cifra de 1.200.000. Exponen, de este modo, conclusiones muy interesantes que nos invitan a reflexionar como sociedad.

 

La ONG Amigos de la Tierra recoge en el informe El impacto en el empleo de la transición agroecológica en España, un trabajo a modo de continuación de La urgencia de una transición agroecológica en España, la necesidad de esta transformación en el agro y en la ganadería en el contexto actual de crisis ambiental.

En este análisis centran sus esfuerzos en estudiar el impacto positivo que este cambio tendría en el empleo del sector en territorio español. Afirman que en la actualidad están ocupadas en la agricultura y ganadería alrededor de 800.000 personas; de darse la transición cifran los puestos de trabajo en más de 1.200.000. Apuntan que serían unos números similares a la situación de España antes de la entrada en la Unión Europea, en 1986.

 

LAS VENTAJAS DEL CAMBIO A UN MODELO TOTALMENTE ECOLÓGICO EN EL SECTOR

En este estudio Marta G. Rivera, Graeme Dean, Helios Escalante, Juan Infante y Eduardo Aguilera definen el escenario de la transición ecológica como la situación que implica cambios en las prácticas de manejo agrario y en la dieta de la población. Es lo único que conduce a un modelo agroalimentario deseable: menos emisiones, menos consumo de agua, menos contaminación y menos importaciones de piensos y carne.

Destacan que este paso de un estado a otro permitiría tener una menor cabaña ganadera, pero aun así generar más de 150.000 nuevos empleos. También supondría más mano de obra al incrementarse el número de cabezas de pequeños rumiantes. Comentan que tendría que reducirse la producción avícola y porcina, ya que el sector se encuentra sobredimensionado en relación a la capacidad biofísica de los ecosistemas españoles. Aun así, dado que la necesidad de mano de obra es mayor en la producción ecológica, el número de personas ocupadas en este ámbito no se vería afectado y, de hecho, podría aumentar.

En el caso de la producción vegetal, la mayor parte de la oferta de empleo procedería de la producción de legumbres y hortalizas al incrementarse la superficie destinada a cultivo. Dicen que en un escenario de transición agroecológica las legumbres juegan un papel central en las rotaciones de cultivo y en la fijación de nitrógeno, reduciendo así la dependencia de los fertilizantes de síntesis.

 

LAS CONSECUENCIAS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN EL SISTEMA AGROALIMENTARIO

La principal función del sector es producir alimentos sanos y sostenibles para toda la población mundial. Sin embargo, también es el sustento de miles de millones de personas como productoras. En España y en Europa la industrialización del sistema agroalimentario ha favorecido el abandono de la actividad agraria, sector que tradicionalmente fija la población al medio rural.

Entre 1999 y 2020 se perdió el 29 % de las explotaciones españolas y la mano de obra se redujo en un 20 %. La mayoría de los proyectos desaparecidos en las últimas dos décadas tenía un tamaño de entre una y cinco hectáreas. En cambio, se incrementaron en un 9 % las explotaciones de más de 100 hectáreas.

Autores como Ruiz Maya y Regidor observan cómo las granjas pasaron de ser negocios familiares a derivar en sociedades con producciones muy intensivas y especializadas.

La evolución de la agricultura española durante los últimos cien años se puede considerar como un proceso de mercantilización creciente de la producción. España es la cuarta potencia económica del sector agrario en la Unión Europea. Genera el 10,5 % del total de los beneficios. Sin embargo, el peso económico recae fundamentalmente en las grandes empresas agrarias y ganaderas. Este modelo consideran que supone una grave amenaza para el desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles ya que los beneficios económicos quedan en muy pocas manos, las que coinciden con aquellas que acaparan mayor poder en la cadena agroalimentaria.

Además, acreditan como la pérdida de pequeñas ganaderías familiares supone un grave problema para España, ya que este tipo de explotaciones es clave para el desarrollo rural, el equilibrio territorial y la cohesión social, aparte de proveer de importantes servicios ecosistémicos que se pierden con su desaparición.

Desde Amigos de la Tierra demandan a las administraciones promover una agricultura ganadera de pequeña escala, basada principalmente en una economía familiar. Además, piden garantizar que la distribución de subsidios agrarios llegue a los productores que respeten el medio ambiente y los derechos de las personas trabajadoras, así como establecer mecanismos de control para que los alimentos importados de terceros países sean producidos bajo criterios de comercio justo, respeto de los derechos humanos y de producción agroecológica.

 

FUENTE:

Muñoz Rico, A. (Coord.), Rivera Ferre, M. G., Dean, G., Escalante Moreno, H., Infante Amate, J., & Aguilera, E. (2023). El impacto en el empleo de la transición agroecológica en España. Amigos de la Tierra.

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