Licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Madrid e Ingeniera Ambiental por la Universidad de Santiago de Compostela, María Agrelo es una amante del medio ambiente y contribuye en su vida profesional a la consecución de un mundo más sostenible. Es divulgadora ambiental y ayuda a las empresas en temas de medio ambiente y sostenibilidad; mantiene un blog, Eco-Huella, en el que publica artículos relacionados y, recientemente, la fortuna nos ha permitido conversar con ella sobre el etiquetado de los alimentos y el greenwashing de muchos de ellos. Como veréis, un encuentro muy enriquecedor.
Hoy en día, en el punto de venta sucede una batalla silenciosa de la cual somos los destinatarios: miles de productos etiquetados con mil virtudes que intentan incitarnos a su compra… Pero ojo, debemos ser precavidos y fijarnos bien en los detalles.
Formamos parte de una sociedad que cada vez se preocupa más por el cuidado del medio ambiente y por mantener una vida saludable; en este sentido, somos muchas las personas que tomamos la decisión responsable de optar por adquirir alimentos ecológicos. Debido a este fenómeno, diversas empresas y marcas utilizan trucos de marketing para hacernos creer que sus productos tienen valores ecológicos cuando no necesariamente es así.
“Son aquellas prácticas que las empresas llevan a cabo, generalmente de manera intencionada para hacernos pensar que un producto o empresa es más sostenible de lo que realmente es”, así nos define María la palabra greenwashing. Nos advierte, también, de que estas prácticas pueden ser de distintos tipos y que muchas de ellas se basan en emplear un lenguaje, colores e imágenes como si se tratase de un producto sostenible. Algunos ejemplos de esto podrían ser el uso reiterado del color verde en los envases o la utilización de términos como “natural” o “planet friendly”, los cuales no están regulados y, por lo tanto, las corporaciones los pueden emplear.
LOS AVANCES EN LA LEGISLACIÓN
Afortunadamente, la Administración sigue avanzando en la legislación para controlar las prácticas habituales del greenwashing: “Las empresas tienen que ser más creativas para engañar al consumidor. A día de hoy, una empresa no puede decir que un producto es eco si no proviene de la agricultura ecológica y no hay una certificación detrás que respalde dicha afirmación”.
Con este escenario resulta llamativo conocer los “vacíos legales” o “trucos” que se utilizan para embaucarnos. María nos apunta que una de las prácticas habituales es aprovechar uno de los ingredientes ecológicos del producto para incluir alguna frase como “hecho con ingredientes ecológicos” o “100 % de ingredientes naturales”. ¡Ojo con esto!
¿Y CÓMO SERÍA EL ETIQUETADO PERFECTO?
Para María, un etiquetado eficaz. Aquel que solo incluya la información necesaria para el consumidor, es decir, que elimine todo lo relacionado con el marketing y que pueda generarnos confusión. Tendría que informar de la lista, la cantidad y el origen de los ingredientes, los procesos si son relevantes e identificación clara de qué ingredientes provienen de la agricultura ecológica y cuáles no. “Otro aspecto que también haría el etiquetado eficaz es el tamaño de la tipografía: que no sea necesario llevar una lupa al supermercado para saber si las legumbres que estamos comprando son de Asturias o de México”, nos relató.
Por ejemplo, si un producto utiliza el término “eco” es porque cumple con las características de la agricultura ecológica que están reguladas por distintas normativas a nivel europeo. Lo mismo ocurre con la palabra “bio”. En el caso de que el alimento contenga más de un ingrediente, los productores tienen la obligación de identificar en el listado cuáles proceden de la agricultura ecológica y cuáles no. Normalmente, se diferencia con un asterisco.
Tres aspectos clave para la detención del greenwashing en los alimentos son:
- Tenemos que estar atentos a los términos que se utilizan. “Eco” y “bio” son términos regulados, pero otros más genéricos como “natural”, “tradicional” o “planet friendly”, no.
- Es recomendable recordar que el verde es solo un color y que el producto que tenga un envase verde no tiene nada que ver con ser más o menos sostenible. Lo mismo con imágenes de naturaleza, por ejemplo: el clásico anuncio de coches en el que el vehículo siempre aparece en una carretera en las montañas y no en un atasco en la ciudad.
- Evitar caer en el “todos son iguales”. No todos los alimentos con envase verde son greenwashing ni todos utilizan ciertas palabras para engañar. Hay operadores que hacen un gran esfuerzo para ofrecer productos ecológicos de calidad y se les debe reconocer estas prácticas para que otros se sumen a esta forma de producir y vender.
Otro punto vital para asegurarnos de que vamos a comprar un producto realmente ecológico es fijarse en el etiquetado, que debe ser visible en el envase y contener las siguientes referencias:
- Obligatoriamente tiene que disponer del logotipo ecológico europeo que así lo certifique. Se trata de una hoja perfilada con estrellas sobre fondo verde. En el caso de alimentos certificados en Galicia, el código del órgano de control (ES-ECO-022-GA) y opcionalmente el envase puede contener el sello del Craega.
- Además debe figurar el lugar de origen de los ingredientes, que pueden ser:
Agricultura UE, cuando las materias primas son de la Unión Europea.
Agricultura NO UE, cuando los ingredientes son de terceros países.
Agricultura UE/NO UE, cuando el origen es mixto.
Finalizamos este artículo dándole las gracias a María por compartir con nosotros sus conocimientos y celebrando las nuevas herramientas que nos da para combatir el greenwashing. Os invitamos a seguirla en LinkedIn (María Agrelo) y a leer su blog (https://www.eco-huella.com/) para estar al día de todas las novedades que vaya publicando.