La jefa de la Unidad Operativa de Cultivos Acuículas en el Irta, Alicia Estévez, fue una de las ponentes del I Congreso de Acuicultura Ecológica, celebrado a finales de noviembre en Santiago de Compostela. En esta entrevista que le hicimos, nos habla de la evolución de las mejoras alcanzadas dentro de la acuicultura ecológica y de los problemas a los que todavía se enfrentan.
¿Cuáles son los avances que podrías destacar en investigación y desarrollo desde que comenzaste tu carrera hasta hoy?
Yo cuando comencé a trabajar en acuicultura fue en el año 1985, que empezábamos con el cultivo larvario del rodaballo. Estuve colaborando en el Instituto Español de Oceanografía, con Pepe Iglesias, en todo lo que fue la obtención de puestas y cultivo larvario del rodaballo, que entonces estaba en su fase inicial.
Después trabajé también como directora de una granja de engorde de rodaballos, y los problemas que veíamos eran sobre todo el abastecimiento de juveniles y que aparecían muchos individuos albinos; entonces, mi tesis se basó precisamente en eso, en investigar cómo evitar el albinismo en peces planos, y fue por lo que me fui a Japón e hice la tesis allí con el doctor Kanazawa. Por lo pronto, ya se ha conseguido cerrar el ciclo, tanto del rodaballo como del lenguado, así como de la dorada, lubina, corvina y nuevas especies que se han estado trabajando. Ahora nosotros, por ejemplo, estamos trabajando también con el mugil cephalus, que es una especie en la que son omnívoros, y que los juveniles que se obtenían para producción, para hacer engorde, se obtenían de medio natural, no se estaba haciendo producción larvaria. Estamos en ello, haciendo investigación ahora.
Entonces, el avance que ha habido en la acuicultura desde que yo empecé hasta ahora es enorme, porque ya tenemos una producción de peces de acuicultura establecida y comercialmente con unos niveles de producción muy altos. Galicia es ahora la primera productora mundial de rodaballo, que eso en el año 1985 nadie lo podía imaginar.
¿Se consigue la misma calidad que en los animales salvajes? A nivel de textura, sabor…
Sí, es más, yo diría que incluso el pescado de acuicultura es de mejor calidad por la estructura muscular, la composición… Nosotros los alimentamos de manera que puedan tener la mayor cantidad de omega-3 posible, tanto en el músculo como en el hígado. Entonces, el producto que se está llevando al mercado tiene una calidad nutricional muy buena, se busca que tenga una calidad, y su estado sanitario y de bienestar es mucho mejor que el que el que se obtiene en pesquerías. El sacrificio en las piscifactorías se hace siguiendo unas reglas muy estrictas de evitar el sufrimiento de los animales. Se están desarrollando nuevas formas de sacrificio. Antes se sacrificaban con hielo, pero ahora o se les adormece con gases, o se los sacrifica con un golpe en la cabeza… Y sobre todo en el rodaballo está probado, porque es muchísimo más rápido y menos malo para los animales que estar muriéndose en el hielo. Entonces, las normas que se siguen en acuicultura son mucho mejores, tanto para el consumidor como para el animal en sí que se está cultivando. No hay color.
¿Cuáles son los principales impedimentos que os podéis encontrar?
Son sobre todo el abastecimiento de juveniles, porque la reglamentación no estaba del todo clara. Ahora han hecho una excepción y se permite el uso de juveniles procedentes la acuicultura convencional. Entonces, uno de los problemas es el abastecimiento de juveniles y el otro más grave, los piensos. Los que se hacen para producción orgánica tienen están muy regulados. Por tanto, sólo se pueden utilizar residuos de pesquerías o de pesquerías de pescado procesado, es decir, cabezas, esqueletos y vísceras, pescado procedente de pesquería sostenible, que se introdujo después, cuando les dijimos los problemas que suponía el utilizar solamente los residuos con poca cantidad de proteína, demasiado fósforo, permitieron el uso de estos pescados procedentes de pesquerías sostenibles y vegetales procedentes de acuicultura, de agricultura orgánica. Entonces, las fuentes que se obtienen son pocas y caras, o sea, una harina de una planta certificada como orgánica es más cara que una harina de una planta producida de forma convencional. Los ingredientes son más difíciles de conseguir y en menos cantidad y son más caros. Entonces el pienso que se produce para producción ecológica es mucho más caro que el pienso de una acuicultura convencional.
Los dos grandes principales inconvenientes son el abastecimiento de juveniles y los piensos, el coste de los piensos, que hace que el producto final sea más caro. Y luego, también, la búsqueda de un mercado más conocedor de lo que es un producto ecológico. El consumidor no está suficientemente informado de cómo se hace este producto. Hay que informarle mejor de cuáles son las reglas de producción, de qué es lo que hacemos y cómo lo tratamos, o sea, lo que hacemos es un producto que no interviene con el medio ambiente, que se le trata de una manera lo más natural posible, tanto en bienestar como en salud, y se le intenta alimentar con los mejores productos. Con lo cual, al mejorar su bienestar en las condiciones de cultivo, se produce menos cantidad, porque se utilizan menos densidades de peces por tanque y por jaula. Con lo cual, es un producto que desgraciadamente es más caro, pero tiene un montón de mejores tratos para el animal, que eso repercute en la calidad del producto final.
¿Qué te parece que se organicen eventos como este, el I Congreso de Acuicultura Ecológica de Galicia?
Me parece muy bien, y sobre todo porque la acuicultura ecológica aún no está demasiado divulgada. Este tipo de eventos vienen muy bien para que la gente tenga una visión más general de lo estricta que es la reglamentación y de las diferencias que hay entre lo que es un producto ecológico, un producto sostenible o un producto convencional. Entonces, va muy bien para divulgar lo que es y lo que estamos haciendo.